Bangladesh: No al aumento de salario pedido por los trabajadores textiles
Luana Foti – Ciudad del Vaticano
Al menos 4 muertos, decenas de heridos, 11 mil obreras denunciadas y más de 250 fábricas cerradas: es el balance de las dos semanas de huelgas, protestas y enfrentamientos violentos con la policía que se están viviendo en Bangladesh. Protagonista del descontento llevado a las calles es la industria de la confección. Las protestas del sector textil no son nuevas en el país, porque sus empleados, a pesar de que se trata del sector más importante de su economía, viven en condiciones insostenibles, “luchando por la sobrevivencia”, dicen. Ahora, lo que hizo salir a la calle a las obreras fue la propuesta del gobierno de aumentar el salario mínimo de 8.000 a 12.500 takas (unos 112 dólares), un aumento que está muy lejos de las 23.000 takas (aproximadamente 200 dólares estadounidenses) solicitadas por los sindicatos porque es el mínimo indispensable para superar el umbral de la pobreza.
“La revuelta de las tejedoras”
La que ahora se conoce como “la revuelta de las tejedoras”, empezó en Gazipur, ciudad a 25 km al norte de Dhaka, la capital, el pasado 30 de octubre. A partir de ese día, los obreros han empezado a ocupar y saquear las fábricas y se han declarado en huelga. Asimismo, han intentado varias veces bloquear las carreteras de las ciudades industriales. En la ciudad de Ashulia (oeste de Dhaka), diez mil trabajadores se unieron en una huelga masiva que involucró a más de 600 empresas. Las protestas han activado la respuesta violenta de las fuerzas de policía contra los manifestantes a golpes de gases lacrimógenos, balas de plástico y granadas. En los enfrentamientos fallecieron 4 obreros, entre ellos, Rasel Hawlader, 26 años, empleado de la empresa Energy Pack y los protestantes denuncian detenciones arbitrarias e intimidaciones.
Salarios bajos para el crecimiento de la industria de la "moda rápida”
El país cuya economía es la más fuerte del sur asiático, durante décadas ha atraído las inversiones de las grandes marcas internacionales de la llamada “fast fashion industry” que en los países occidentales está experimentando un crecimiento vertiginoso desde hace años. Sin embargo, lo que favorece el traslado a su territorio de las fábricas de confección de gigantes como H&M, Primark, Bestseller, Zara, Levi’s o Walmart es la mano de obra barata que ofrece. Por eso, las peticiones de los sindicatos de los trabajadores textiles son un problema también para los empresarios occidentales.
“Muchas fábricas cerrarían y los trabajadores perderían su empleo si se atendieran las reivindicaciones de los trabajadores” destaca Faruque Hasan, presidente de la asociación de propietarios de empresas de Bangladesh BGMEA. Para los propietarios de las fábricas, aceptar aumentar el salario mínimo a 23.000 takas como piden los manifestantes, podría llevar a costes laborales insostenibles y hasta a la quiebra de muchos subproveedores. Por eso, aunque en los años pasados las grandes marcas se comprometieron públicamente a ofrecer un salario digno a los empleados, no están apoyando las nuevas reivindicaciones salariales.
“The shirt on your back” (la camiseta que llevas puesta)
Bangladesh cuenta con más de 3.500 fábricas de confección que dan empleo a más de 4 millones de trabajadores y aportan el 85% de los 55.000 millones de dólares anuales que el estado recibe de sus exportaciones totales. El sector textil es el sector impulsor de la economía bengalí, tanto que, después de China, “el país del Bengala” es el segundo exportador al mundo de ropa. Pero este logro tiene un coste humano muy alto: la mano de obra es pagada al precio más bajo del mundo y los trabajadores, en mayoría analfabetos y mujeres, pueden llegar a trabajar más de 60 horas a la semana sin las mínimas garantías de seguridad y ganando ni siquiera 1.50 dólares por hora. En 2014, el medio británico The Guardian publicó el documental “The shirt on your back”, ("la camiseta que llevas puesta”) en el que muestra las terribles condiciones laborales que se manejan en esta industria que ha causado la muerte de miles de personas.
La tragedia del Rana Plaza
El símbolo del sistema de explotación que hay detrás de la producción de la ropa en Bangladesh fue la tragedia del Rana Plaza que tuvo lugar el 24 de abril de 2013. Aquel día, el edificio Rana Plaza que contenía cinco fábricas textiles colapsó, cobrándose la vida de 1.138 trabajadores. Y a pesar del derrumbe, el propietario obligó a los trabajadores a trabajar a pesar de las grietas en el edificio. A diez años de la catástrofe, los responsables siguen en la impunidad.
Después de los hechos del Rana Plaza, se establecieron dos organismos de supervisión con el objetivo de mejorar las normas laborales y los salarios. Sin embargo, la precariedad de los salarios y de las condiciones de seguridad siguen siendo muy altas y es lo que ha llevado a millones de trabajadores a enfrentarse con el gobierno en la actualidad.
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