Rohingya, ONU: 400 migrantes a la deriva en el Índico
Vatican News
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha dado la voz de alarma sobre unas 400 personas rohingya que se cree que están a bordo de dos embarcaciones sin provisiones y a la deriva en el mar de Andamán, en el océano Índico.
ACNUR, personas sin comida ni agua a la deriva en el oceano
El ACNUR teme que todas las personas a bordo puedan morir si no se produce el rescate, declaró Babar Baloch, portavoz de la oficina regional en Bangkok. "Hay unos 400 niños, mujeres y hombres que miran a los ojos a la muerte si no se toman medidas para salvar a estas almas desesperadas", declaró a Associated Press, añadiendo que las embarcaciones, que probablemente partieron de Bangladesh, llevaban en el mar unas dos semanas. El capitán de uno de ellas, contactado por Ap el sábado, informó de que había entre 180 y 190 personas a bordo sin comida ni agua y que el motor estaba dañado. Están preocupados por si mueren todos", afirmó.
Una minoría aún no reconocida entre los "refugiados"
Ya el pasado agosto, 17 personas de la etnia rohingya, población musulmana, murieron y un número indeterminado de ellas fueron dadas por desaparecidas al naufragar una embarcación frente a las costas de Myanmar. Rumbo a Malasia, llevaba a bordo al menos 58 personas, que llevan años sufriendo persecución y violencia en la antigua Birmania. Desde 2017, más de 700.000 rohingya han abandonado el país para buscar refugio en la vecina Bangladesh. Casi un millón de personas siguen viviendo amontonadas y en los mismos refugios "temporales" de bambú, dependen de la ayuda y tienen pocas perspectivas de futuro. Los rohingya siguen siendo apátridas y no están reconocidos oficialmente como refugiados.
Un drama invisible
Los equipos de ONG y organizaciones como Médicos Sin Fronteras son testigos del impacto de sus condiciones en su salud física y mental. En los campos de refugiados de Cox's Bazar, tres generaciones de rohingya se enfrentan a situaciones en las que los derechos humanos básicos son claramente violados cada día. Es uno de esos dramas subterráneos que rara vez ocupan las portadas internacionales y sobre el que el Papa Francisco ha expresado en más de una ocasión su plena solidaridad.
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