Banca Etica: invertir por el bien común, un caza F-35 vale por tres mil plazas hospitalarias
Stefano Leszczynski - Ciudad del Vaticano
Los quince mayores bancos de Europa invierten 87.720 millones de euros en empresas armamentísticas. Los datos se desprenden del informe encargado por la Fondazione Finanza Etica y la Global Alliance for Banking on Values (Gabv), realizado por Merian Research y presentado en la reunión anual de Gabv en Padua y Milán. El estudio destaca cómo entre 2020 y 2022, las instituciones financieras -incluidos los principales bancos, las grandes compañías de seguros, los fondos de inversión, los fondos soberanos y los fondos de pensiones- apoyaron a la industria de la defensa con al menos 1 billón de dólares estadounidenses. Ilustrando el significado y la dimensión de los datos publicados por la Fondazione Finanza Etica a Radio Vaticana - Vatican News, se encuentra Barbara Setti, del sector de investigación de la Fondazione Banca Etica. "El gasto mundial en defensa en 2023 ha crecido un 9%, lo que significa más de 2200 mil millones de dólares. Una cifra calculada por defecto porque conseguir estos datos ha sido un trabajo muy complicado porque la industria armamentística es poco transparente, no existe una base de datos oficial que recoja todas las inversiones, préstamos y servicios de todas las instituciones bancarias y financieras del mundo en el sector armamentístico".
¿Con qué repercusiones para el valor de las acciones de este sector?
El mercado bursátil aeroespacial estadounidense ha aumentado un 25% en el último año y medio. Mientras que el índice bursátil aeroespacial europeo ha subido más de un 50% en el mismo periodo.
¿Cuáles son las consecuencias de estas grandes inversiones en el sector del armamento?
Está claro que los bancos y otras instituciones financieras son actores activos en este contexto, en el sentido de que los datos nos dicen que los grandes bancos, las grandes compañías de seguros, los fondos de inversión, los fondos de pensiones y los fondos soberanos, todos juntos, han apoyado a la industria de defensa con al menos un billón de dólares y en el 99,9% de los casos de forma totalmente consciente.En estos momentos, la industria del armamento es una industria rentable y por lo tanto es una industria que merece la pena apoyar y de esta manera se facilitan los conflictos militares.
¿Hasta qué punto es fuerte el vínculo entre finanzas y política en este sector concreto?
Con la guerra de Ucrania y la escalada del conflicto israelo-palestino, las empresas de defensa han vuelto al centro de la escena tras un periodo en el que estuvieron apartadas de los grandes fondos de pensiones o fondos soberanos. En cambio, en noviembre de 2023, los ministros de Defensa de la UE firmaron una declaración conjunta para facilitar el acceso de la industria de defensa a la financiación.
El informe de su Fundación también hacía un análisis comparativo entre lo que se invierte en armamento y lo que se podría hacer en otros sectores con las mismas cantidades. ¿Son realistas estos supuestos?
Sí, tomamos un análisis realizado por un instituto internacional independiente llamado International Peace Bureau en el que se demostraba que con los recursos financieros necesarios para operar la fragata europea de clase FREMM -un enorme buque militar- se podrían pagar los salarios de casi 11 mil médicos durante un año; un avión de combate F-35, por otro lado, equivale a más de 3 mil camas en una unidad de cuidados intensivos, mientras que un submarino nuclear vale casi 10 mil ambulancias. Y no se trata de un ejercicio de cálculo un tanto ingenuo, sino de que la política decide orientar la inversión hacia un determinado sector y no hacia otro.
En resumen, ¿existe siempre la posibilidad de elegir dónde asignar los recursos financieros si no se busca únicamente el beneficio?
Esto es precisamente de lo que tratan las finanzas éticas. El beneficio es un componente, pero no el único, de lo que las instituciones financieras hacen con el dinero de los ahorradores.Para crear unas finanzas que no se limiten a obtener beneficios a muy corto plazo, sino que sean unas finanzas orientadas a la sociedad y al bien común, hay que tener en cuenta los impactos a medio plazo, los impactos sociales, los impactos medioambientales, los pactos de buena gobernanza.
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