La fuerza espiritual de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos
por Giampaolo Mattei
Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París fueron también una propuesta de paz para un mundo en guerra y permitieron a muchos jóvenes explorar y celebrar juntos la belleza de la fe y su profunda conexión con el deporte. Así lo afirmó Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, en el video mensaje enviado a Holy Games, el proyecto de la Conferencia Episcopal Francesa que dio un alma espiritual a los Juegos, en colaboración directa con el Athletica Vaticana, la asociación polideportiva de la Santa Sede.
El mensaje en vídeo de Bach fue compartido la tarde de este miércoles 9 de octubre, durante el encuentro celebrado en la Nunciatura Apostólica de París – con la presencia del arzobispo nuncio apostólico Celestino Migliore – precisamente para hacer un balance de la fuerte movilización espiritual y social que tiene la Iglesia francesa en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Y "relanzar este servicio, esta presencia de acompañamiento espiritual entre mujeres y hombres deportistas", señala el obispo Emmanuel Gobilliard, delegado de la Conferencia Episcopal Francesa para los Juegos de 2024.
"La paz es lo primero", indicaron tanto el presidente del COI como Holy Games, en referencia a los llamamientos del Papa Francisco a la tregua olímpica. Particularmente apreciada por la comunidad olímpica y paralímpica, afirmó Bach, fue la "movilización capilar en toda Francia, con la participación de numerosos voluntarios", precisamente para garantizar el acompañamiento espiritual de los atletas y de todos aquellos que, de diversas formas, participaron en los Juegos. Incluidos los fanáticos.
La capilla de Nuestra Señora de los Deportistas, en la iglesia de la Magdalena, en el corazón de París, fue el punto de referencia. Y allí mismo, recordó Bach, el 19 de julio el arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, celebró la Misa por el inicio de la tregua olímpica. Bach recordó luego, "con emoción", que el 4 de agosto, en la plaza frente a la catedral de Notre Dame, representantes de cinco religiones se unieron a él en un abrazo de paz: cristianos (ortodoxos, protestantes, católicos), judíos, musulmanes, Budistas e hindúes. "Un momento extraordinario", lo definió, que volvió a proponer "el mensaje olímpico como una experiencia de esperanza, de confianza en el mañana, de solidaridad y de paz". También gracias a esta alma espiritual, los Juegos de París – concluyó el presidente del COI en el mensaje en vídeo – "nos recordaron que la fe y el deporte comparten valores comunes a los que podemos recurrir para vivir juntos en paz".
Finalmente, Bach tuvo palabras de agradecimiento para toda la comunidad de los Juegos Santos: en particular para el presidente, monseñor Philippe Marsset, obispo auxiliar de París; por los fundadores François Morinière y Arnaud Bouthéon; para la directora Isabelle de Chatellus y para todos los voluntarios.
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