La indiferencia, que es omisión, es el mayor pecado contra la pobres, dijo el Papa en la Jornada de los Pobres
Después de explicar que en la parábola de los talentos, lo que no le gusta al patrón es que el servidor no ha invertido su talento y que por tanto se trata del pecado de omisión, Francisco explicó que la omisión es también el mayor pecado contra los pobres. En este caso “la omisión adopta el nombre de indiferencia”, dijo. Se trata de algo que me concierne, no es mi problema, es culpa de la sociedad.
Es aquí donde el Papa se preguntó “entonces, ¿cómo podemos complacer al Señor de forma concreta?” y habló de los regalos de acuerdo a los gustos de la persona. “Cuando queremos ofrecer algo al Señor, encontramos sus gustos en el Evangelio. Justo después del pasaje que hemos escuchado hoy, Él nos dice: “Cada vez que lo hicieron con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron (Mt 25,40)”. El Papa aclaro que estos hermanos más pequeños, sus predilectos, son “el hambriento y el enfermo, el forastero y el encarcelado, el pobre y el abandonado, el que sufre sin ayuda y el necesitado descartado. Sobre sus rostros podemos imaginar impreso su rostro; sobre sus labios, incluso si están cerrados por el dolor, sus palabras: “Esto es mi cuerpo” (Mt 26,26). En el pobre, Jesús llama a la puerta de nuestro corazón y, sediento, nos pide amor.
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