Nuevo llamamiento del Papa: unidos y ayuda concreta a los cristianos perseguidos en Oriente Medio y el mundo
El Santo Padre destacó la iniciativa organizada por los Obispos de Polonia y la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, promovida por el Papa Pío XII, que fue iniciada por el P. Werenfried van Straaten en 1947, para ayudar a la Iglesia católica en países de verdadera necesidad, a los miles de refugiados y a los cristianos perseguidos en el mundo a causa de su fe.
Éste fue el nuevo apremiante llamamiento del Santo Padre en su audiencia general:
Al coincidir su encuentro semanal con el día en que en la Basílica vaticana se recuerda a los Santos Mártires, el Papa recordó una vez más a los cristianos perseguidos aún hoy. Y lo hizo en sus palabras a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados:
«La memoria hodierna de los Santos Mártires cuyas reliquias están custodiadas en la Basílica de San Pedro, acreciente en ustedes, queridos jóvenes, vuestra atención al testimonio cristiano aun en contextos difíciles; que los ayude a ustedes, queridos enfermos, a ofrecer vuestros sufrimientos para sostener a los tantos cristianos perseguidos; que los aliente a ustedes, queridos recién casados, a confiar en la ayuda de Dios y no solo en vuestras capacidades».
Sintetizando su catequesis central en italiano, el Obispo de Roma señaló a los peregrinos de tantos países del mundo que, a través del nuevo ciclo catequético centrado en la Eucaristía, el Señor puede ayudarnos a redescubrir el valor y el significado de la Santa Misa, a vivir con plenitud nuestra relación con Él.
En su cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los provenientes de Oriente Medio, el aliento y la exhortación del Papa Francisco a la paz, al perdón y a la reconciliación, siguiendo el ejemplo de Jesús:
«Queridos hermanos y hermanas, la Eucaristía es el mismo Jesús que se dona enteramente por nosotros. Alimentarnos en Él y morar en Él mediante la Comunión Eucarística, transforma nuestra vida en un don a Dios y a los hermanos. Entremos en este dinamismo de amor y, siguiendo el ejemplo de Jesús, llegaremos a ser personas de paz, de perdón y de reconciliación»
(CdM)
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