Ángelus del Papa: alegría, oración y gratitud nos preparan a la Navidad
Cecilia de Malak – Ciudad del Vaticano
Domingo de Gaudete con el Papa Francisco
«San Pablo nos invita a preparar la venida del Señor asumiendo tres actitudes: la alegría constante, la oración perseverante y la acción de gracias continua».
La certeza de nuestra alegría es Jesús
En la primera actitud - explicó el Papa en su reflexión en la cita para el rezo del Ángelus - el Apóstol exhorta a estar siempre alegres, aun cuando las cosas no marchan como quisiéramos, pero está esa alegría profunda, que es la paz, señaló el Papa, recordando que las angustias, las dificultades y los sufrimientos atraviesan la vida de cada uno. Y que muchas veces la realidad que nos rodea parece árida como la del desierto en el que resonaba la voz de Juan Bautista, como recuerda el Evangelio de este domingo. Pero las palabras del Bautista nos revelan la certeza de nuestra alegría:
Estas palabras que Jesús hace suyas en el discurso de la sinagoga de Nazaret (cfr Lc 4,16-19), aclaran que su misión en el mundo consiste en la liberación del pecado y de las esclavitudes personales y sociales que el pecado produce. Él ha venido a la tierra para volverle a dar a los hombres la dignidad de los hijos de Dios, que sólo Él puede comunicar y dar la alegría por ello».
El que encuentra a Cristo no puede ser profeta de desventuras
Tras hacer hincapié en que la alegría que caracteriza la espera del Mesías se basa en la oración perseverante, el Obispo de Roma reiteró que por medio de la oración podemos entrar en una relación estable con Dios, que es la fuente de la verdadera alegría:
Dad gracias a Dios en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús (1 Ts 5,16-24)
La Madre de Dios nos acompañe para prepararnos a la Navidad
«Alegría, oración y gratitud son tres actitudes que nos preparan a vivir la Navidad de modo auténtico. Alegría, oración y gratitud ¡Digámoslo todos juntos: alegría, oración y gratitud. Otra vez: … En este último tramo del tiempo de Adviento, nos encomendamos a la maternal intercesión de la Virgen María. Ella es ‘causa de nuestra alegría', no sólo porque ha generado a Jesús, sino porque nos conduce siempre a Él».
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