El Papa: Nomadelfia, un gran signo profético de fraternidad y humanidad
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Continúen en este camino, encarnando el modelo del amor fraterno, a través de obras y signos visibles, en los múltiples contextos donde la caridad evangélica los llama, pero siempre conservando el espíritu de Don Zeno que quería una Nomadelfia ‘ligera’ y esencial en sus estructuras”, lo dijo el Papa Francisco este jueves 10 de mayo, a los miembros de la Comunidad fundada por Don Zeno Saltini, en Nomadelfia en la diócesis de Grosseto; en el marco de su Visita Pastoral a esta localidad y también a la Ciudadela Internacional del Movimiento de los Focolares, en Loppiano, en la diócesis de Fiesole.
Don Zeno Saltini: testigo del Evangelio
En su discurso, el Santo Padre recordó la figura del fundador de la Comunidad de Nomadelfia, Don Zeno Saltini y animó a quienes siguen el camino trazado por este hombre de Dios. “Nomadelfia – afirmó el Pontífice – es una realidad profética que se propone realizar una nueva civilización, actuando el Evangelio como forma de vida buena y bella”.
“Vuestro fundador – recordó el Papa – se dedicó con ardor apostólico a preparar el terreno para la semilla del Evangelio, para que pudiera dar frutos de vida nueva”. Él – Don Zeno Saltini, agrego el Pontífice – creció en medio de los campos de esta región de Emilia, él sabía cuándo era el momento adecuado para preparar el terreno para la siembra. Sabía que nadie pone mano en el arado y mira para atrás, lo repetía tal vez pensando en las dificultades que encontraba en el encarnar en lo cotidiano la fuerza renovadora del Evangelio.
Nomadelfia: la ley de la fraternidad
Don Zeno Saltini, señaló el Papa Francisco, soñaba y tenía como objetivo de toda su existencia una Comunidad inspirada en el modelo delineado en los Hechos de los Apóstoles (4,32), donde la principal característica sea la “Ley de la Fraternidad”. “Por ello – dijo el Pontífice – los exhorto a continuar en este estilo de vida, confiando en la fuerza del Evangelio y del Espíritu Santo, mediante vuestro trasparente testimonio cristiano”.
En este sentido, el Papa Francisco animó a los miembros de la Comunidad de Nomadelfia a seguir el lenguaje del amor, el único lenguaje comprensible ante el sufrimiento en el mundo. “Así Nomadelfia – precisó el Pontífice – en respuesta a una especial vocación del Señor, se establece relaciones bien solidas de aquellas de parentela. Se actúa una consanguineidad con Jesús, propio de quien ha renacido del agua y del Espíritu Santo”.
Nomadelfia: un signo profético para el mundo
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco señaló que Nomadelfia es un gran signo profético y de gran humanidad cuando se empeña en la atención amorosa a los ancianos, quienes son sostenidos por todos los miembros de la Comunidad. “Continúen en este camino – alentó el Obispo de Roma – encarnando el modelo del amor fraterno, a través de obras y signos visibles, en los múltiples contextos donde la caridad evangélica los llama, pero siempre conservando el espíritu de Don Zeno que quería una Nomadelfia ‘ligera’ y esencial en sus estructuras. Ante un mundo a veces hostil a los ideales predicados por Cristo, no duden en responder con el testimonio gozoso y sereno de vuestra vida, inspirada en el Evangelio”.
Antes de impartir la bendición apostólica, el Santo Padre agradeció a los miembros de esta Comunidad por su acogida calurosa y familiar, caracterizado por el sabor del Evangelio y los invitó a recitar juntos “como hermanos, como hijos del mismo Padre celestial”, la oración del Padre Nuestro.
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