El Papa en Irlanda: Perdón por los abusos y por los chicos alejados de sus madres
Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano
En la Celebración Eucarística ante los cientos de miles de personas congregadas en el Parque Fénix de Irlanda, el Romano Pontífice volvió a pedir perdón por los abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por miembros de la Iglesia.
Ayer estuve reunido con ocho personas sobrevivientes de abuso de poder, de conciencia y sexuales. Recogiendo lo que ellos me han dicho quisiera poner delante de la misericordia del Señor estos crímenes y pedir perdón por ellos.
Pedimos perdón por los abusos en Irlanda, abusos de poder y de conciencia, abusos sexuales por parte de miembros cualificados de la Iglesia.
El Papa pidió perdón de modo especial por los abusos cometidos por las instituciones dirigidas por religiosos y religiosas y por los casos de explotación laboral de menores:
De manera especial pedimos perdón por todos los abusos cometidos en diversos tipos de instituciones dirigidas por religiosos y religiosas, y otros miembros de la Iglesia. Y pedimos perdón por los casos de explotación laboral a que fueron sometidos tantos menores.
También pidió perdón por las faltas de la Iglesia en relación a la búsqueda de justicia y por el silencio de miembros de la jerarquía:
Pedimos perdón por las veces que como Iglesia no hemos brindado a los sobrevivientes de cualquier tipo de abuso compasión, búsqueda de justicia y verdad con acciones concretas. Pedimos perdón.
Pedimos perdón por algunos miembros de la jerarquía que no se hicieron cargo de estas situaciones dolorosas y guardaron silencio. Pedimos perdón.
El Santo Padre pidió también perdón por los niños que por decenios fueron alejados de sus madres, huéspedes de institutos religiosos y dados en adopción:
Pedimos perdón por los chicos que fueron alejados de sus madres y por todas aquellas veces en las cuales se decía a muchas madres solteras que tratar de buscar a sus hijos a los que les habían sido alejados o a los hijos que buscaban a sus madres, decirles que era pecado mortal. Esto no es pecado mortal, ¡es cuarto mandamiento! Pedimos perdón.
Que el Señor mantenga y acreciente este estado de vergüenza y de compunción y nos de la fuerza para comprometernos en trabajar para que nunca más sucedan y para que se haga justicia. Amén.
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