El Papa denuncia la difusión de nuevas formas de xenofobia y racismo
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Ante la difusión de las nuevas formas de xenofobia y racismo, los líderes de todas las religiones tienen también una misión importante: difundir entre sus fieles los principios y los valores éticos inscritos por Dios en el corazón del hombre, conocidos como la ley moral natural”, lo escribe el Papa Francisco en su Discurso entregado a los participantes en la “Conferencia Mundial sobre xenofobia, racismo y nacionalismo populista en el contexto de las migraciones mundiales”, a quienes recibió la mañana de este jueves, 20 de septiembre, en la Sala Clementina del Vaticano.
El Evento promovido por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), en colaboración con el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos se desarrolló del 18 al 20 de septiembre en Roma, con la participación de líderes y expertos ecuménicos, representantes de la sociedad civil, el mundo académico y la religión de todo el mundo para reflexionar sobre el fenómeno de la xenofobia y el populismo en la sociedad actual, con especial referencia a la migración y la crisis de los refugiados.
Aún persisten sentimientos de discriminación o exclusión
A ellos, el Santo Padre en su discurso les recordó que, vivimos en tiempos en los que parecen volver a tomar vida y propagarse sentimientos que para muchos se habían superado. “Sentimientos de sospecha, miedo, desprecio e incluso odio hacia personas o grupos considerados diferentes por su pertenencia étnica, nacional o religiosa y, como tales, considerados no suficientemente dignos de participar plenamente en la vida de la sociedad. Estos sentimientos – precisó el Pontífice – inspiran con demasiada frecuencia verdaderos y actos reales de intolerancia, discriminación o exclusión, que atentan gravemente contra la dignidad de las personas afectadas y sus derechos fundamentales, incluido el derecho a la vida misma y a la integridad física y moral”.
La gravedad de estos fenómenos no puede dejarnos indiferentes
“Todos estamos llamados, en nuestras respectivas funciones, a cultivar y promover el respeto de la dignidad inherente a toda persona humana, empezando por la familia – el lugar en el que se aprenden desde muy temprana edad los valores de compartir, de la hospitalidad, de la hermandad y solidaridad – pero también en los diversos contextos sociales en los que operamos”. Antes que nada, precisa el Papa, pienso en los formadores y educadores, a quienes se les pide que renueven su compromiso para que en la escuela, en la universidad y otros lugares de formación se enseñe el respeto de cada persona humana, no obstante las diferencias físicas y culturales que la distinguen, superando los prejuicios.
Importante misión de los líderes de todas las religiones
Ante la proliferación de nuevas formas de xenofobia y racismo, también los líderes de todas las religiones tienen una importante misión – afirma el Santo Padre – difundir entre sus fieles los principios y valores éticos grabados por Dios en el corazón humano, conocidos como ley moral natural. Se trata de cumplir e inspirar acciones que ayuden a construir sociedades basadas en el principio de la sacralidad de la vida humana y del respeto por la dignidad de cada persona, sobre la caridad, la fraternidad - que va mucho más allá de la tolerancia - y sobre la solidaridad. En particular, que las Iglesias cristianas sean testigos humildes e industriosos del amor de Cristo. En efecto, para los cristianos, las responsabilidades morales mencionadas anteriormente asumen un significado aún más profundo a la luz de la fe.
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