Papa: mirar con confianza el futuro de la vida consagrada en España
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Al dirigirse en su Mensaje a este organismo de derecho pontificio constituido por los Superiores Mayores de los Institutos Religiosos y las Sociedades de Vida Apostólica establecidos en España, el Papa escribe que se han creado lazos de fraternidad, reciprocidad y comunión, tanto en las tareas propias de la CONFER como a través de la solidaridad y ayuda entre consagrados y consagradas en muchos momentos y circunstancias.
De ahí que el Pontífice los invite “a mirar con confianza el futuro de la vida consagrada en España”, de acuerdo con el lema elegido para esta Asamblea que es: “Les daré un futuro lleno de esperanza”.
El Señor nos da esperanza con sus mensajes de amor
Sí, porque como escribe el Santo Padre, “el Señor nos da esperanza con sus constantes mensajes de amor y con sus sorpresas, que a veces nos pueden dejar desorientados, pero nos ayudan a salir de nuestras clausuras mentales y espirituales”. Y añade que “su presencia es de ternura, nos acompaña y nos compromete”.
En cuanto al camino realizado como CONFER, el Papa escribe que “no se deben escatimar esfuerzos para servir y animar la vida consagrada española, para que no le falte la memoria agradecida ni la mirada hacia el futuro, pues no cabe duda de que el estado de la vida religiosa, sin ocultar incertidumbres y preocupaciones, está lleno de oportunidades y también de entusiasmo, pasión y conciencia de que la vida consagrada hoy tiene sentido”.
Hombres y mujeres de esperanza
Francisco insiste en un concepto que ha expresado ya en otras oportunidades, y es que la Iglesia necesita que seamos profetas, es decir, “hombres y mujeres de esperanza”. Justamente, uno de los objetivos del año de la vida consagrada – recuerda – animaba a “abrazar el futuro con esperanza”.
Alude también a las dificultades que vive hoy la vida religiosa, como la disminución de vocaciones y el envejecimiento de sus miembros, o los problemas económicos y el reto de la internacionalidad y la globalización, sin olvidar las insidias del relativismo, la marginación y la irrelevancia social. Pero en estas circunstancias – afirma el Papa Bergoglio – “se eleva nuestra esperanza en el Señor, el único que nos puede socorrer y salvar”, tal como él mismo escribe en su Carta Apostólica a todos los Consagrados con ocasión del Año de la Vida Consagrada.
Contagiar a los jóvenes con la alegría del Evangelio
“Esta esperanza – escribe Francisco – nos lleva a pedir al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies y a trabajar en la evangelización de los jóvenes para que se abran a la llamada del Señor”. Y explica que éste es un gran desafío, el de “estar al lado de los jóvenes para contagiarlos con la alegría del Evangelio y la pertenencia a Cristo”. Para lo cual, se necesitan “religiosos audaces”, que abran nuevos caminos y un planteamiento de la cuestión vocacional como opción fundamental cristiana.
La vida consagrada camina en santidad
El Santo Padre recuerda que como religiosos “debemos obsesionarnos, desgastarnos y cansarnos viviendo las obras de misericordia, que son el programa de nuestra vida”. Naturalmente “no se trata de ser héroes ni de presentarnos a los demás como modelos, sino de estar con los que sufren, acompañar, buscar con otros caminos alternativos, conscientes de nuestra pobreza, pero también con la confianza puesta en el Señor y en su amor sin límites”.
Por esta razón – asevera – es necesario volver a escuchar “la llamada a vivir con la Iglesia y en la Iglesia, saliendo de nuestros esquemas y comodidades, para estar cerca de situaciones humanas de sufrimiento y desesperanza que esperan la luz del Evangelio".
Vivir con humilde audacia mirando al futuro
El Santo Padre Francisco concluye su mensaje a la Conferencia Española de Religiosos impulsando a vivir con humilde audacia mirando al futuro y en actitud de escucha del Espíritu”. Y tras impartirles la bendición del Señor formula votos para que la Virgen Santa los acompañe y los ayude a descubrir el camino a seguir; a la vez que pide que por favor, no se olviden de rezar por él.
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