Papa Francisco: la persona en el centro, nadie al margen de la vida
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
El Papa francisco comenzó su discurso dando la bienvenida a los que participan en la Conferencia Internacional 2019 de la Fundación Centesimus Annus pro Pontifice, que este año ha reflexionado “sobre la Carta Encíclica Laudato si y sobre la llamada a la conversión de las mentes y de los corazones, para que el desarrollo de una ecología integral se convierta cada vez más en una prioridad a nivel internacional, nacional e individual”.
Aumento de conciencia
El Papa puso en evidencia el hecho de que a cuatro años de la publicación de la Encíclica hay más conciencia de la necesidad de cuidar nuestra casa común. Dice el Papa: “Estoy pensando en la adopción por muchos países de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas; el aumento de la inversión en recursos energéticos renovables y sostenibles; nuevos métodos de eficiencia energética; y una mayor conciencia, especialmente entre los jóvenes, de las cuestiones ecológicas”.
Desafíos
El Papa también subraya aquellos elementos que dificultan la toma de conciencia sobre la importancia del cuido de la casa común: “El mal uso de los recursos naturales y los modelos de desarrollo no inclusivos y sostenibles siguen teniendo efectos negativos sobre la pobreza, el crecimiento y la justicia social (cf. Laudato si' 43. 48); además, el bien común se ve amenazado por actitudes de excesivo individualismo, consumismo y despilfarro”. El Pontífice insiste: “La Laudato Si no es una encíclica verde: es una encíclica social. No olviden esto”.
Tentación de desanimarse
Ante el tamaño del desafío puede venir la tentación del desánimo. Por eso afirma: "el ser humano, capaz de degradarse hasta el extremo, también puede superarse a sí mismo, volver a elegir el bien y regenerarse, más allá de cualquier condicionamiento psicológico y social que se le imponga" (LS, 205).
Necesidad de “cambio de dirección”: incluir no excluir
Ante las dificultades y los enormes desafíos, el Papa afirma que lo que se necesita es una conversión, entendida como “un ‘cambio de dirección’, es decir, una transformación de los corazones y de las mentes”. Para el Pontífice, se requiere de “una visión ética renovada que sitúe a las personas en el centro, con la intención de no dejar a nadie al margen de la vida. Una visión que une en lugar de dividir, que incluye en lugar de excluir”.
Ecología integral: un llamado y un deber
Para el Papa, la ecología integral es un elemento de nuestra identidad de cristianos, de nuestro ser hijos e hijas de Dios, “creado a imagen de Dios y encargado de ser administradores de la tierra (Gn 1, 27.28; 2, 15). Y añade: “A la luz de esto, la llamada a ser solidarios como hermanos y hermanas y a compartir la responsabilidad de la casa común se hace cada vez más urgente”, porque “La tarea a la que nos enfrentamos es "cambiar el modelo de desarrollo global" (LS, 194).
Al final de su discurso, el Papa llamó a los participantes a “contribuir a una profunda transformación en todos los niveles de nuestras sociedades contemporáneas” y “Aunque esta tarea pueda asustarnos, os animo a no perder la esperanza, porque esta esperanza se basa en el amor misericordioso de nuestro Padre celestial”. Luego el Papa los encomendó a todos a la intercesión amorosa de María y les impartió su bendición.
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