Comprender y servir a los pueblos de la Amazonía, pidió el Papa
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Al dirigirse esta mañanaen el Aula del Sínodo a los Padres Sinodales, el Santo Padre dio la bienvenida a los presentes y les agradeció el trabajo de preparación… Y hablando espontáneamente en nuestro idioma comenzó afirmando que “el Sínodo para la Amazonía podemos decir que tiene cuatro dimensiones: la dimensión pastoral, la dimensión cultural, la dimensión social y la dimensión ecológica.
Dimensión pastoral del Sínodo
De la primera, es decir la dimensión pastoral dijo que “es la esencial”, por ser “la que abarca todo”. “Nos acercamos con corazón cristiano – prosiguió el Papa – y vemos la realidad de Amazonía con ojos de discípulo para comprenderla e interpretarla con ojos de discípulo, porque no existen hermenéuticas neutras, hermenéuticas asépticas”, que “siempre están condicionadas por una opción previa, nuestra opción previa es la de discípulos”.
En puntas de pie
A lo que añadió textualmente:
El Santo Padre dijo además: Y nos acercamos ajenos a colonizaciones ideológicas que destruyen o reducen la idiosincrasia de los pueblos, hoy es tan común esto de las colonizaciones ideológicas. Y nos acercamos sin el afán empresarial de hacerles programas pre-confeccionados de disciplinar, entre comillas, a los pueblos amazónicos, disciplinar su historia, su cultura, eso no, ese afán de domesticar los pueblos originarios.
No al centralismo homogeneizante y homogeneizador
Por otra parte, cuando la Iglesia se olvidó de cómo tiene que acercarse a un pueblo – dijo Francisco – “no se inculturizó, incluso llegó a menospreciar a ciertos pueblos, y cuántos fracasos de los cuales hoy nos lamentamos”… De manera que el Pontífice afirmó que el “centralismo homogeneizante y homogeneizador no dejó surgir la autenticidad de la cultura de los pueblos”. Y agregó que “las ideologías son un arma peligrosa”, y que “siempre tendemos a agarrar una ideología para interpretar un pueblo”.
Civilización y barbarie
El Pontífice recordó un lema de su país: “Civilización y barbarie”, que “sirvió – dijo – para dividir, para aniquilar y llegó al culmen hacia fines de los años 80, a aniquilar la mayoría de los pueblos originarios, porque eran ‘barbarie’ y la ‘civilización’ venia de otro lado. Es el desprecio de los pueblos y a eso voy, a la experiencia de mi tierra, eso, ‘civilización y barbarie’ que sirvió para aniquilar pueblos todavía sigue en mi patria, con palabras ofensivas y entonces se habla de civilización de segundo grado, los que vienen de la barbarie y hoy son los ‘bolitas’, los paraguayos, los paraguas, los ‘cabecitas negras’, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancias.
El Papa Francisco recibió el aplauso de la asamblea cuando compartió, con pena, una vivencia sobre el desprecio al escuchar, ayer, un comentario burlón acerca de la piedad de una persona que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza. Son actitudes que hacen que se corra el riesgo “de proponer medidas simplemente pragmáticas, cuando por el contrario se nos pide una contemplación de los pueblos, una capacidad de admiración, que hagan hacer un pensamiento paradigmático”.
El Obispo de Roma dijo, por otra parte que hay que cuidarse de la mundanidad en el modo de exigir puntos de vista y cambios en la organización, porque “la mundanidad se infiltra siempre y nos hace alejar de la poesía de los pueblos”.
Caminar juntos
Sínodo es caminar juntos – prosiguió – bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo, el Espíritu Santo es el actor principal del sínodo, por favor no lo echemos de la sala. Se hicieron consultas, se discutieron en las Conferencias Episcopales, en el Consejo Pre Sinodal, se elaboró el Instrumetum Laboris, que como saben es un texto mártir, destinado a ser destruido, porque de ahí es como punto de partida para lo que el Espíritu va a hacer en nosotros y ahora caminar nosotros bajo la guía del Espíritu Santo, ahora hay que dejar que el Espíritu Santo se exprese en esta Asamblea, se exprese entre nosotros, se exprese con nosotros, a través de nosotros y se exprese ‘pese’ a nosotros, pese a nuestras resistencias, que es normal que las haya, porque la vida del cristiano es así.
Hacia el final de su alocución el Papa Bergoglio pidió a los participantes en este Sínodo que se rece mucho. Que se reflexione, dialogue y escuche con humildad, sabiendo que ninguno sabe todo. Y que hablen con coraje, con parresía, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que se siente, discernir y todo esto custodiando la fraternidad que debe existir para favorecer esta actitud de reflexión y oración.
Por último afirmó que “un proceso como el de un Sínodo se puede arruinar un poco si yo al salir de la sala digo lo que pienso, digo la mía, y entonces se da esa característica que se dio en algunos sínodos: del Sínodo de adentro y del Sínodo de afuera”. Francisco agradeció nuevamente cuanto están haciendo, y “por favor – dijo – no perdamos el sentido del humor”.
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