El invierno es tiempo propicio que permite volver a lo esencial
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Al dar su bienvenida a las sesenta y ocho Hermanas Paulinas que participan en el 11° Capítulo General de las Hijas de San Pablo – y tras agradecer las amables palabras de la Superiora General – el Papa se refirió, en primer lugar, al tema elegido para la reflexión que están llevando a cabo y que es "Levantaos y salid" (Dt 10,11), confiando en la Promesa.
Levantaos y salid confiando en la Promesa
Un tema fuertemente bíblico – les dijo Francisco – en el que se recuerda la experiencia de Moisés, la experiencia de Abraham, de Elías, de tantos y, en general, la experiencia del pueblo de Dios. Y añadió textualmente:
Se trata de “la experiencia de la Gracia” – les recordó el Santo Padre – como diría San Pablo, y que “nos fue dada en Jesucristo”. Y les dijo que “en estos tiempos "delicados y difíciles", como decía el Papa Juan Pablo II, “la fe es más necesaria que nunca. Y al reflexionar acerca del “invierno” que está pasando la vida consagrada, como dicen muchos, el Pontífice afirmó: “Tal vez sea así, porque las vocaciones son escasas, la edad media avanza y la fidelidad a los compromisos de la profesión no siempre es la que debería ser”. Sin embargo, el Papa Bergoglio les dijo que en esta situación, “el gran desafío es atravesar el invierno para volver a florecer y dar fruto”. Sí, porque “la frialdad de la sociedad, a veces incluso dentro de la Iglesia y de la misma vida consagrada, nos impulsa a ir a las raíces, a vivir las raíces”. Y el invierno, también en la Iglesia y en la vida consagrada, “no es un tiempo estéril y de muerte, sino un “tiempo propicio que permite volver a lo esencial”. Y para ellas:
Nacidas para la Palabra
El Santo Padre les dijo también que han nacido para anunciar a todos la vía luminosa de la vida que es el Evangelio de Jesucristo, y que llevan “en su ADN la audacia misionera”, por lo que jamás deben permitir que disminuya, sabiendo que el protagonista de la misión es el Espíritu Santo. Y manifestó su esperanza de que el Capítulo que están viviendo “sea un momento propicio para preguntarse:
Hablando espontáneamente, el Santo Padre les dijo que deseaba subrayar la palabra, "compasión". “Es una palabra tan evangélica que el Evangelio dice a menudo de Jesús: "Se compadeció de él". Cuando ve a la multitud, cuando ve al hijo de la viuda de Naín, cuando ve tantas situaciones....: Tuvo compasión. Es la compasión de Dios”. Y les explicó que ser trata de “ser misioneras dando testimonio de una vida centrada en Cristo, especialmente para ellas, a través de la producción editorial, digital y multimedia, y promoviendo la formación crítica en el uso de los medios de comunicación y en la animación bíblica”.
Tiempos de fatiga y frustración
Tras recordar que en tiempos de fatiga y frustración, Dios ordena a Elías: "Levántate y come", el Papa les dijo, dirigiéndose la Madre general, ¡que coman bien!, que no se dejen bloquear por el cansancio o la resignación, puesto que “la resignación es una polilla que entra en el alma” y “amarga el corazón”.
De ahí que “alimentadas con el pan de la Palabra – prosiguió el Pontífice – sigan adelante, en medio de las luces y sombras del contexto cultural en el que vivimos”, siendo “fieles a la perspectiva que les es propia, es decir en la búsqueda de oportunidades para sembrar la Palabra, con la "fantasía" de la comunicación.
Un verbo de Pascua
Al concluir el Santo Padre las animó “a reavivar el don de la fe” dejándose iluminar siempre por la Palabra, que debe ser el centro de su vida personal y comunitaria. Y volviendo al "Levántate y ve", les dijo que el verbo "levantarse" corresponde al término griego anastasis, resurrección. Lo que significa: “¡Levántate, resucita!”. “Es un verbo de Pascua. Es también un verbo esponsal, como aparece en el Cantar de los Cantares. Levantarse e "ir", como María Magdalena en la aurora de la resurrección, como Pedro y el otro discípulo corriendo al sepulcro y, ante todo, como María en su visita a Isabel. Por esta razón las exhortó a que se pongan “en marcha, con la audacia que viene del Espíritu y la creatividad que caracterizaba a su Fundador”.
Y se despidió de estas queridas hermanas con el deseo de que “la intercesión del Apóstol de las gentes las ayude siempre y las acompañe también su bendición que les impartió de todo corazón a ellas y a todas las hermanas esparcidas por el mundo en cincuenta y dos países, pidiéndoles asimismo que no se olviden de rezar por él.
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