El Papa al Dicasterio Laicos Familia y Vida: sientan con el corazón de la Iglesia
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
“Sentir con el corazón de la Iglesia madre y tener una mirada de hermanos. Dos imágenes que el Papa Francisco ha dado a los participantes en la Asamblea Plenaria del Dicasterio Laicos, Familia y Vida, con estos dos aspectos, les dijo, podrán reflexionar sobre el camino que tienen por delante.
“Estas son dos imágenes que nos hacen mirar a María, la que encarna perfectamente a la Iglesia-madre y que enseña a todos los discípulos de su Hijo a vivir como hermanos”.
Primera Asamblea Plenaria
El Dicasterio, comenzó su actividad hace poco más de dos años, en su camino, dijo el Papa ha ido recolectando el legado del Consejo Pontificio para los Laicos y del Consejo Pontificio para la Familia. Reflexionando sobre algunos puntos, de las problemáticas específicas que se encarga el dicasterio, el Papa recordó en primer lugar el papel como Miembros y Consultores. Al respecto les propuso sentir con el corazón de la Iglesia.
“Todos juntos, sacerdotes, personas consagradas y laicos, están uno al lado del otro para llevar a cabo un servicio a la Iglesia universal, comprometiéndose a promover y apoyar a los laicos, las familias y la vida; y, por lo tanto, es esencial que cada uno de ustedes haga suyo el corazón de la Iglesia. Esto implica un esfuerzo por salir de ti mismo y entrar en una nueva perspectiva, quizás inusual para algunos de ustedes”.
Para ello, el Pontífice, les dijo que primero se debe pasar de una perspectiva local a una universal, la Iglesia no se identifica con una diócesis o movimiento eclesial de pertenencia, es católica, universal y es mucho más amplia, es de un alma mayor, "magnánima", en comparación con un punto de vista individual. "Sentirse con el corazón de la Iglesia", por lo tanto, dijo, significa sentirse católico, universal, mirar a toda la Iglesia y al mundo y no solo a una parte”.
La Iglesia no favorece favoritismo y preferencias
“La Iglesia, como verdadera madre, desea sobre todo la armonía entre todos sus hijos y no favorece el favoritismo y las preferencias. Por lo tanto, también para ustedes, es importante proponer siempre modelos positivos de colaboración entre laicos, sacerdotes y personas consagradas, entre pastores y fieles, entre cuerpos diocesanos y parroquiales y movimientos y asociaciones laicas, entre jóvenes y viejos, evitando oposiciones y antagonismos estériles y animando una colaboración fraterna en vista del bien común de la familia que es la Iglesia”. Además, dijo el Papa en su discurso, la Iglesia, como toda madre, también quiere que sus hijos crezcan y se vuelvan autónomos, creativos y emprendedores, y no que sigan siendo infantiles, superando la resistencia y el miedo y saliendo a la luz, de una manera audaz y valiente, poniendo sus talentos al servicio de nuevas misiones en la sociedad, en cultura, en política, frente a los desafíos que plantea el mundo contemporáneo sin miedo y sin complejos.
Tener aspecto de hermanos
Un segundo punto, que les dio el Papa. Recordando el tema de la Asamblea sobre la formación de fieles laicos destinados a fortalecer su identidad y su misión en el mundo. La imagen que les dio es la de tener un aspecto de hermanos, no de "ingenieros sociales" o "eclesiales", que planean estrategias que se aplicarán en todo el mundo para difundir una cierta ideología religiosa entre los laicos.
“Están llamados a pensar y actuar como "hermanos en la fe", recordando que la fe siempre proviene de un encuentro personal con el Dios viviente y se nutre de los sacramentos de la Iglesia. Cualquier formación cristiana siempre debe descansar en esta experiencia fundamental del encuentro con Dios y en la vida sacramental”.
Como hermanos en la fe, deben concentrarse en enseñar a los niños, jóvenes, parejas casadas a tener una vida de oración, un coloquio familiar y cotidiano con Dios. En este sentido, Francisco invita a los miembros del dicasterio a no tener miedo de confiar a los laicos el acompañamiento de otros laicos en la vida espiritual.
Mirando como hermanos en la fe la realidad del mundo
"Mirando "como hermanos" a los fieles laicos en todo el mundo, comprenderán mejor que su tarea no es principalmente crear iniciativas que tengan como objetivo insertarlos en las estructuras y programas eclesiales, sino que es hacerlos conscientes de ser testigos de Cristo en la vida privada y en la sociedad; Casi diría "signos visibles" de la presencia de Cristo en cada ambiente. Por lo tanto, el Dicasterio del cual ustedes hacen parte debe, por encima de todo, ayudar a los muchos discípulos de Cristo a vivir en la vida diaria de conformidad con la gracia bautismal que han recibido. Hay tantos fieles laicos en el mundo que, viviendo su fe con humildad y sinceridad, se convierten en grandes luces para quienes viven a su lado".
En este sentido, para evitar el riesgo de tener una mirada demasiado distante y desencarnada de la realidad, el Santo Padre los invitó a pensar siempre en los desafíos y dificultades que enfrentan cuando intentan vivir como cristianos en sus familias, en su trabajo, en el vecindario en donde viven. A partir de su experiencia y sus dificultades, comprenderán mejor el esfuerzo diario de los fieles laicos en todo el mundo, dijo, cuyas dificultades a menudo se ven incrementadas por las condiciones de pobreza e inestabilidad social, por la persecución religiosa, por la propaganda ideológica anticristiana.
Por último les pidió que se identifiquen con aquellos cristianos que viven experiencias diferentes a las de cada uno de ellos, aquellos que no pertenecen a ninguna realidad eclesial en particular; aquellos que viven en las regiones más remotas de la tierra y que tienen pocas oportunidades de formación y crecimiento humano y espiritual; aquellos que representan una pequeña minoría en su país y viven en contextos multirreligiosos; aquellos que nutren su fe exclusivamente a través de la religiosidad popular; aquellos que son evangelizados sólo con la oración vivida en la familia.
"Ampliar nuestra mirada a todos los hermanos en la fe, de todas las categorías sociales y de todas las regiones del mundo, les ayudará mucho a pensar de manera creativa y realista sobre cómo el Dicasterio puede ser de apoyo para que las Iglesias locales acompañen a los bautizados a vivir con alegría, convicción y fidelidad a Cristo, convirtiéndose en discípulos misioneros, protagonistas en la promoción de la vida, en la defensa de la razón correcta, la justicia, la paz, la libertad, en el fomento de una sana convivencia entre los pueblos y las culturas".
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