Cercanía del Papa con Centroamérica golpeada por el huracán Eta
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Que el Señor acoja a los difuntos, consuele a sus familias y sostenga a los más afectados, así como a todos aquellos que están trabajando por ayudarlos”, es la invocación del Papa Francisco después de rezar la oración del Ángelus, de este XXXII Domingo del Tiempo Ordinario, en el cual el Pontífice pidió por “las poblaciones de América Central, golpeadas en los últimos días por un violento huracán que ha causado muchas víctimas y grandes daños, y también agravado por la ya difícil situación de la pandemia”.
Urgente ayuda y solidaridad
Este domingo, 8 de noviembre el Santo Padre dirigió su mirada y su preocupación por la dramática situación que atraviesa Centroamérica golpeada en los días pasados por el huracán Eta, que en su paso ha dejado muchos fallecidos y graves daños materiales. De esta manera, el Papa se unió al llamamiento de la Iglesia en América Central que pide “urgente ayuda y solidaridad” tras la devastación y muerte dejado por el huracán. En los días pasados, los Obispos de la Conferencia Episcopal de Guatemala, en un comunicado manifestaron su solidaridad y cercanía hacia las regiones del país más golpeadas por el huracán, así como a las vecinas naciones de Honduras y Nicaragua. Una tragedia que para los Obispos se ha unido al ya doloroso padecimiento causado por la pandemia y que necesita una respuesta en la oración y en la solidaridad.
Joan Roig: testigo de Jesús en el lugar de trabajo
Asimismo, en sus saludos a los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus, el Papa Francisco les recordó que, “ayer en Barcelona fue proclamado Beato Joan Roig Diggle, laico y mártir, asesinado con sólo 19 años durante la Guerra Civil Española. Fue testigo de Jesús en el lugar de trabajo y permaneció fiel a Él hasta el supremo don de la vida”. “Que su ejemplo – señaló el Pontífice – suscite en todos, especialmente en los jóvenes, el deseo de vivir plenamente la vocación cristiana. ¡Un aplauso para este beato y valiente joven!”. En este sentido, el Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona, dijo en su homilía en la Misa de beatificación que, “Joan fue un hombre de acción y de oración, un verdadero testimonio del amor a Dios y a los hermanos. Su unión a Dios le llevó a entregar la propia vida tal como lo hizo Cristo. Incluso en el momento más duro de su vida, Joan dio testimonio del Evangelio. Habló de Cristo a aquellos que lo iban a matar”.
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