En Siena las medicinas y las mascarillas para los pobres, don del Papa Francisco
Adriana Masotti - Ciudad del Vaticano
El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede informó este jueves a los periodistas que "la Limosnería Apostólica, como signo de cercanía y solidaridad del Santo Padre en este momento de prueba y dificultad, ha donado, la semana pasada a Nápoles, ayer en Bolonia y hoy a Siena, medicamentos contra los resfriados y la gripe, mascarillas y productos para la higiene personal". Una caricia para los últimos que, en el día del cumpleaños del Pontífice, se une al don enviado por Francisco también a los niños de Venezuela, los respiradores pulmonares para patologías respiratorias.
El don de Francisco a los pobres de Nápoles
El gesto que, en nombre del Papa, hizo el cardenal Konrad Krajewski al entregar personalmente a la Iglesia de Nápoles las medicinas destinadas a los pobres fue muy apreciado. Don Enzo Cozzolino, director de la Cáritas Napolitana, lo confirmó a nuestros micrófonos:
R. - Sí, el Papa quería celebrar, quizás prematuramente, su cumpleaños y la Navidad de una manera especial. En lugar de recibir regalos, nos ha donado él estas medicinas que ayudan al sistema inmunológico para todos los comedores, porque pudimos distribuirlas en todos los comedores, más de 20, y este fue un hermoso regalo que se hizo a la Iglesia Napolitana. Y este regalo del Papa fue muy apreciado porque - como dijo el Cardenal Konrad que nos lo trajo personalmente - fue una caricia para el alma. Y pensamos que la presencia de los consagrados, de los voluntarios, es un poco como un antibiótico para el alma y el Papa pensó también en el cuerpo dándonos estas medicinas, él que es la síntesis, precisamente, del alma y el cuerpo como presencia de Dios.
Usted está a cargo de Caritas en Nápoles. ¿Cuál es la situación actual? ¿Ha aumentado el número de pobres en la ciudad?
R. - Ciertamente ha crecido, hemos visto que incluso el informe de la Caritas Italiana habla muy claramente de númerons duplicados, triplicados, casi cuadruplicados, por desgracia, de la pobreza. Yo también puedo decir que, desgraciadamente, hay un crescendo de la pobreza en el que se añaden las nuevas pobrezas a las viejas y, de hecho, incluso las comidas y las camas son cada vez más, y a veces, sucede algo singular: que algún hermano que está necesitado, se convierte también en voluntario, por lo que la línea es realmente sutil, muy sutil. Recemos para que todos los hombres de buena voluntad, creyentes y no creyentes, juntos, podamos llevar, como dijo el Cardenal, una caricia al alma de todos. Y estoy convencido de que saldremos de esta situación, porque la esperanza en la fe es certeza. Pidamos con el corazón al querido Niño Jesús, esta liberación del virus.
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