Hace 48 años el Papa realizaba su profesión solemne como jesuita
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Dios todopoderoso y eterno, yo, aunque indigno de presentarme ante ti, confiado en tu amor infinito e impulsado por el deseo de servirte, en presencia de María la Virgen y de nuestros hermanos los Santos, te prometo con voto, pobreza, castidad y obediencia perpetuas en la Compañía de Jesús…”, con estas palabras de la primera parte de la formula de los votos solemnes en la Compañía de Jesús, un día como hoy, un 22 de abril de 1973, Jorge Mario Bergoglio, realizaba su profesión solemne como jesuita. Asimismo, el hoy Papa Francisco prometía “entrar en la misma Compañía para vivir en ella perpetuamente, entendiendo todo esto según las Constituciones de la Compañía”.
Sus años de formación y su ingreso en la Compañía
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936, en Buenos Aires. Se diplomó como técnico químico, y eligió luego el camino del sacerdocio entrando en el seminario diocesano de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús. Completó los estudios de humanidades en Chile y en 1963, al regresar a Argentina, se licenció en filosofía en el Colegio San José, de San Miguel. Entre 1964 y 1965 fue profesor de literatura y psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe y en 1966 enseñó las mismas materias en el Colegio del Salvador en Buenos Aires. De 1967 a 1970 estudió teología en el Colegio San José, y obtuvo la licenciatura. El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal de manos del Arzobispo Ramón José Castellano. Prosiguió la preparación en la Compañía de 1970 a 1971 en Alcalá de Henares (España), y el 22 de abril de 1973 emitió la profesión perpetua.
Los últimos votos y la obediencia al Papa
En la Compañía de Jesús, una vez culminado el noviciado, el jesuita pide formalmente a la Compañía pronunciar los votos de consagración religiosa. Éstos consisten en una promesa formal de pobreza, obediencia y castidad perpetua. Los votos se entienden como parte del proceso de incorporación definitiva a la Compañía. Los primeros votos se llaman “votos del bienio”, aludiendo a los dos años de noviciado, pues se realizan una vez finalizado éste. Estos votos son perpetuos. Sin embargo, cuando un jesuita termina toda su formación, y después de hacer la Tercera Probación, vuelve a hacer los votos de probreza, obediencia y castidad y es recibido por la Compañía definitivamente ya como un jesuita formado.
Además, en la Compañía de Jesús, es característico que en la profesión de los últimos votos se añada un cuarto voto de obediencia al Papa, el cual se conoce como “voto de especial obediencia al Romano Pontífice acerca de las misiones”. Éste es considerado como una nota característica de la vocación jesuita de hacerse disponibles para acudir a lugares y situaciones de mayor necesidad en la Iglesia.
La profesión solemne a los pies de la Virgen María
Tradicionalmente, el 22 de abril es una fecha en que los jesuitas pronuncian sus votos definitivos tras concluir su formación religiosa, pues ese día, en 1542, San Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros pronunciaron en Roma su profesión solemne después de que el Papa Pablo III aprobase la orden. San Ignacio y sus compañeros hicieron su profesión ante una imagen de la Virgen María en la Basílica de San Pablo Extramuros de Roma, que en aquel tiempo era la Basílica Papal puesto que la Basílica de San Pedro aún se hallaba en construcción.
El Papa Francisco rezó ante esa misma imagen al final de la Misa durante su primera visita a la Basílica el domingo 14 de abril de 2013, una semana después de haber tomado posesión como Obispo de la Diócesis de Roma.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí