El Papa a estudiantes: vivir la escuela de los "rostros", para crecer con el corazón

Alessandro Di Bussolo - Ciudad del Vaticano

A los estudiantes de Codogno, la ciudad lombarda del "paciente 1" y la primera zona roja, el Papa Francisco les pide que aprendan algo también de la "experiencia negativa" de la pandemia del Covid-19 como "la importancia de las relaciones interpersonales reales, no virtuales", mediadas por los medios sociales, y "un mayor sentido crítico en el uso de estas herramientas". Con la esperanza de cerrar bien este año escolar "no sólo en cuanto a las notas, sino también y sobre todo en cuanto los rostros."

La carta de los estudiantes al Papa, propuesta por Don Antonello

En la Sala Clementina, el Papa recibió a 39 alumnos del quinto curso del Instituto Profesional "Ambrosoli", que representan tres ramos: mecánica, finanzas y hostelería, algunos profesores y personal de la escuela. Les acompañó también el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, natural de Codogno. Y se encuentran en el Vaticano porque uno de sus profesores de religión, Don Antonello Martinenghi, sugirió que los chicos escribieran a Francisco y le contaran el dolor que han vivido pero también las esperanzas de sus familias. Un padre que perdió su trabajo por ser "de Codogno", otro que fue puesto en subsidio de paro y estuvo más de un año "en casa enmoheciéndose", como escribe Emanuele en uno de los dos poemas grabados en el crucifijo de acero realizado por los alumnos y donado al Pontífice.

Encuentro en Codogno, en el aniversario de la pandemia

En su saludo, el Papa ha recordado que se reunieron a finales de febrero en Codogno, "en el aniversario del inicio de la epidemia en Europa", para acoger la propuesta hecha por los jóvenes a Francisco. Una idea que surgió de la escuela y que "en el contexto de esta dura prueba, representa un signo de esperanza". En primer lugar porque es "un lugar educativo por excelencia", y luego "porque es un instituto técnico-profesional, es decir, que prepara directamente a los jóvenes para el trabajo; y es precisamente el trabajo, el empleo, una de las víctimas de esta pandemia. Por lo tanto, son un doble signo de esperanza". Jóvenes que, como dijo en su saludo la directora Antonia Rizzi, citada por el Papa, nunca han perdido el ánimo.

El virus no ha detenido los sueños de los estudiantes

Francisco contó entonces que "en estos meses he recibido noticias de varias experiencias muy positivas vividas por grupos de profesores y estudiantes, en Italia y en otros países". 

Experiencias que demuestran que cuando la generatividad de los profesores se encuentra con los "sueños" de los estudiantes, ¡no hay virus que pueda detenerlos! Ustedes, chicos y chicas, tienen una fuerza en su interior, un deseo que, si es estimulado y acompañado con sabiduría y pasión por los adultos, da frutos sorprendentes.

Crecer en la escuela: con cabeza, manos y corazón

Por ello, el Pontífice hace hincapié en otras palabras de la directora, para reiterar que "hacen falta profesores que sean 'maestros' en el sentido más noble del término". Y que, en un instituto como el "Ambrosoli" hagan hincapié en "el vínculo entre aprender y hacer, entre el estudio y la actividad, entre la 'cabeza' y las 'manos'". Vinculándolos, sin embargo, a otra "dimensión esencial", la del "corazón", es decir, los deseos, las aspiraciones, los afectos. Para llegar a la coherencia de hacer "lo que uno siente y piensa".

Estas tres dimensiones deben interactuar siempre en la escuela, ya que están conectadas en la persona, en el camino de la vida. Cabeza, corazón y manos: un círculo que debe mantenerse siempre abierto y dinámico.

Aprender la importancia de las relaciones reales entre las personas

El Papa Francisco recuerda luego que "la dimensión relacional entre ustedes, los estudiantes, y también con los enseñantes, ha sido penalizada en los largos meses de aprendizaje a distancia". Una relación "presencial" que ahora debería reanudarse plenamente, espera el Papa, que invita a los estudiantes "a aprender de esta carencia". Porque la experiencia negativa del encierro puede enseñar algo: "la importancia de las relaciones interpersonales reales, no virtuales".

Ustedes, chicos y chicas, son hijos de la sociedad digital, que ha abierto nuevas vías de conocimiento y comunicación; pero a estas alturas sabemos bien que existe el peligro de encerrarnos en nosotros mismos y ver siempre la realidad a través de un filtro que sólo aparentemente aumenta nuestra libertad.

Concluyan bien con los votos, ¡pero también con los rostros!

El deseo de Francisco es que la experiencia de la pandemia, con esta "abstinencia" de relaciones de amistad, "estimule en ustedes, que son conscientes de ello, un mayor sentido crítico en el uso de estos instrumentos; para que sigan siendo tales, es decir, instrumentos, sometidos a nuestra inteligencia y voluntad". E, improvisando, recuerda a los jóvenes estudiantes que "serán el futuro si son el presente". Ustedes son el presente en la sociedad. Sin los jóvenes, una sociedad está casi muerta. Ustedes son el presente porque traen vida nueva".

Les deseo un buen final de curso, no sólo en cuanto a las notas, sino también y sobre todo en cuanto a los rostros. Que cada uno de ustedes sienta el deseo de dar gracias a Dios por la oportunidad de la escuela: un lugar en el que crecer con la cabeza, con las manos y con el corazón; un lugar donde aprender a vivir las relaciones de forma abierta, respetuosa, constructiva; un lugar donde convertirse en ciudadanos conscientes y responsables.