El Papa abraza a refugiados y personas sin hogar
Stefano Leszczynski - Ciudad del Vaticano
Más de 100 refugiados y personas sin hogar asistieron esta noche a la proyección de la película "Francisco" en el Aula Nueva del Sínodo, entre ellos dos familias de refugiados de Afganistán recientemente evacuados de Kabul. El acto fue organizado por la Fundación Laudato si' y por el director Evgeny Afineevsky, que dirigió su saludo personal a los asistentes, recordando la historia migratoria de su familia, originaria de Rusia, que luego huyó a Israel y finalmente se instaló en Estados Unidos.
La proyección tuvo lugar en un ambiente de fuerte emoción para los presentes, que encarnaban las tragedias de más de 30 pueblos, víctimas de guerras, emergencias medioambientales y persecuciones. Una tensión que se diluyó al final de la película cuando el Papa Francisco abrazó personalmente a los refugiados en el atrio del Aula Pablo VI.
En un ambiente informal y de gran afecto, cada persona, cada grupo familiar, pudo recibir unas palabras de consuelo directamente del Papa, en medio del asombro de los más pequeños, incrédulos al encontrar frente a ellos al protagonista de la película que acababan de ver.
El encuentro con los 20 refugiados afganos recién escapados del caos del aeropuerto de Kabul fue muy intenso. El Papa -como precisó un comunicado del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni- dirigió “palabras de afecto y consuelo". Entre ellos había cuatro hermanos de entre 20 y 14 años, que llegaron a Italia gracias al apoyo de la Comunidad de San Egidio. Fueron confiados a un tío que fue expatriado desde hace unos años y que tuvo que abandonar a sus padres, atrapados en campos de refugiados en Irán.
Bismillah, el mayor de los cuatro, contó a Vatican News lo importante que fue para ellos sentirse acogidos, escuchados y comprendidos por el Papa Francisco y cómo su presencia esta tarde fue importante para darles una nueva esperanza para el futuro.
Al final del encuentro, los refugiados, en un ambiente festivo y de gran empatía, acompañaron al Papa Francisco hasta el coche que le esperaba fuera del Aula Pablo VI para llevarle de vuelta a la Casa Santa Marta. Los organizadores repartieron luego paquetes de alimentos para todos.
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