El Papa a autoridades de Chipre: los muros del miedo no contribuirán al progreso
El segundo discurso de su Viaje Apostólico Francisco lo pronunció en el Palacio Presidencial de Chipre, en donde tuvo lugar la ceremonia de bienvenida, con la visita de cortesía al Presidente de la República. A las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático el Sumo Pontífice manifestó su alegría y gratitud por el recibimiento dado en nombre de toda la población. Francisco, que llega “como peregrino” a un país “pequeño por su geografía, pero grande por su historia”, a una isla que a lo largo de los siglos “no ha aislado a la gente, sino que la ha unido”, y a un lugar que representa “la puerta oriental de Europa y la puerta occidental de Oriente Medio”, habla, en primer lugar, del homenaje apenas realizado al primer presidente de la República, el arzobispo Makarios: un gesto con el que el Papa quiso homenajear “a todos los ciudadanos”.
Bienaventuranzas, la constitución perenne del cristianismo
El nombre Makarios, evoca las palabras iniciales del primer discurso de Jesús: las Bienaventuranzas, dijo el Papa, que planteó quién ese realmente ese makarios, ese bienaventurado según la fe cristiana a quien la tierra está ligada indisolublemente: pueden ser todos – señaló - , y son ante todo los pobres de espíritu, los que han sido heridos por la vida, aquellos que viven con mansedumbre y misericordia, cuantos practican la justicia y construyen la paz sin hacerse notar.
Las Bienaventuranzas, queridos amigos, son la constitución perenne del cristianismo. Vivirlas permite que el Evangelio sea siempre joven y fecunde la sociedad de esperanza. Las Bienaventuranzas son la brújula que orienta, en todas las latitudes, las rutas que los cristianos abordan en el viaje de la vida.
Chipre, perla de gran valor en el mediterráneo, custodiarla
Haciendo presente que en este lugar donde “Europa y Oriente se encuentran”, comenzó la primera gran inculturación del Evangelio en el continente, Francisco manifestó su emoción por recorrer los pasos de los grandes misioneros de los orígenes, en particular de los santos Pablo, Bernabé y Marcos. “Aquello que los primeros cristianos dieron al mundo con la fuerza humilde del Espíritu fue en efecto un inaudito mensaje de belleza”, la “novedad sorprendente de la bienaventuranza al alcance de todos para conquistar los corazones y la libertad de muchos” dijo. Este país – afirmó - tiene una herencia particular en ese sentido, como mensajero de belleza entre los continentes.
Chipre trasluce belleza en su territorio, que debe conservarse y protegerse con políticas ambientales oportunas y concertadas con los vecinos. La belleza se refleja también en la arquitectura, en el arte —particularmente en el arte sacro—, en el artesanado religioso y en los numerosos tesoros arqueológicos. Trayendo una imagen del mar que nos rodea, quisiera decir que esta isla representa una perla de gran valor en el corazón del Mediterráneo.
Tutelar y promover a cada integrante de la sociedad
Haciendo presente el largo proceso de formación de una perla, indicó que la belleza de esta Chipre deriva así “de las culturas que a lo largo de los siglos se encontraron y mezclaron”. El pontífice piensa en la variedad de su población y también “en la presencia de muchos inmigrantes, que porcentualmente es la más relevante entre los países de la Unión Europea”.
Salvaguardar la belleza multicolor y poliédrica del conjunto no es fácil. Se necesita tiempo y paciencia, como para la formación de la perla. Se requiere una mirada amplia que abrace la variedad de las culturas y tienda hacia el futuro con amplitud de miras.
En este sentido es importante “tutelar y promover a cada componente de la sociedad”, y, de modo especial, “a los que estadísticamente son minoritarios”.
Desarrollo sólido sólo con la lucha contra la corrupción
La perla de Chipre fue “eclipsada por la pandemia”, que impidió a muchos visitantes que accedan a ver su belleza, agravando, como en otros lugares, las consecuencias de la crisis económica y financiera. Por eso el Papa señala que es el compromiso por promover la recuperación de la sociedad lo que garantizará un desarrollo sólido y duradero en este período de reactivación:
“…particularmente por medio de una decidida lucha contra la corrupción y las plagas que atentan contra la dignidad de la persona; me refiero, por ejemplo, al tráfico de seres humanos”.
La reconciliación llega con el diálogo
Pero la herida que más hace sufrir a esta tierra – es la observación del pontífice - es la provocada por la terrible laceración que ha padecido en los últimos decenios; a saber, el “sufrimiento interior de cuantos no pueden regresar a sus casas y lugares de culto”. El Papa ruega por la paz de todos los chipriotas e indica, una vez más, que el camino de la paz “que sana los conflictos” y regenera la “belleza de la fraternidad” está marcado por la palabra “diálogo”.
Tenemos que ayudarnos a creer en la fuerza paciente y humilde del diálogo, que podemos extraer de las Bienaventuranzas. Sabemos que no es un camino fácil; es largo y tortuoso, pero no hay alternativas para llegar a la reconciliación.
Francisco, que llama a alimentar la esperanza con el poder de los gestos, en lugar de poner la esperanza en los gestos de poder, habla de la importancia de un compromiso por entablar un “debate sincero” “que ponga las exigencias de la población en primer lugar, a una implicación cada vez más activa de la Comunidad internacional, a la salvaguardia del patrimonio religioso y cultural, a la restitución de cuanto en este sentido es más querido por la gente, como los lugares o al menos los objetos sagrados”. A este respecto, anima a los chipriotas al Religious Track of the Cyprus Peace Project, promovido por la Embajada de Suecia, para cultivar el diálogo entre los líderes religiosos.
Ante el desánimo, pensar en las generaciones futuras
“Los tiempos que no parecen favorables y en los que el diálogo decae son precisamente aquellos que pueden preparar la paz”, afirma el Papa, que indica la necesidad de “ no dejar “prevalecer el odio”, ni renunciar a curar las heridas, ni olvidar los casos de las personas desaparecidas.
Y cuando venga la tentación del desánimo, pensemos en las generaciones futuras, que desean heredar un mundo pacificado, colaborador, unido, no habitado por rivalidades perennes y contaminadas por conflictos no resueltos. Para esto es necesario el diálogo, sin el cual la sospecha y el resentimiento crecen.
La referencia para todo es “el Mediterráneo”, lugar, hoy por hoy “de conflictos y de tragedias humanitarias”:
“…en su belleza profunda es el mare nostrum, el mar de todos los pueblos que se asoman a él para estar conectados, no divididos”.
Sucede que, según el Papa Chipre, “encrucijada geográfica, histórica, cultural y religiosa”, tiene esta posición” para poner en marcha una acción de paz”. Por eso el auspicio de que “sea una obra abierta en la que se construye la paz en medio del Mediterráneo”.
No serán los muros los que contribuirán al progreso
Como “con frecuencia, la paz no nace de los grandes personajes, sino de la determinación cotidiana de los más pequeños”, y “el continente europeo necesita reconciliación y unidad”, “valentía e impulso para caminar hacia adelante”, el Sucesor de Pedro invita a mirar la historia de Chipre para ver cómo “el encuentro y la acogida han dado frutos beneficiosos a largo plazo” puesto que “no serán los muros del miedo ni los vetos dictados por intereses nacionalistas los que contribuirán al progreso, ni tampoco la recuperación económica por sí sola podrá garantizar la seguridad y la estabilidad”. Los frutos de esta pequeña nación no fueron “sólo en lo que se refiere a la historia del cristianismo”, sino también en la riqueza encontrada “en la integración”:
Este espíritu amplio, esta capacidad de mirar más allá de las propias fronteras rejuvenece, permite volver a encontrar el brillo perdido.
“¡Que Dios bendiga a Chipre!”, concluye el Papa, no sin antes expresar su alegría de atravesar, como Pablo y Bernabé, la historia y el alma de esta tierra, “con el deseo de que su anhelo de unidad y su mensaje de belleza sigan guiando su camino”.
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