El Papa reza en la Plaza de España a los pies de la Inmaculada por los que sufren
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
Mientras la ciudad de Roma todavía dormía, con una temperatura de 4°C y el cielo todavía teñido de un azul brumoso, el coche que transportaba al Papa Francisco llegó a la Plaza de España. Eran alrededor de las 6.15 horas y en la plaza donde se levanta el monumento dedicado a la Inmaculada Concepción sólo había bomberos, algunos comerciantes preparando sus negocios, junto con un pequeño grupo de fotógrafos y fieles, uno de los cuales rompió el silencio gritando: "¡Papa Francisco, nos vemos a las 12 en la plaza de San Pedro!".
Con paso lento y la cabeza inclinada, sosteniendo una cesta de rosas blancas, el Pontífice, nada más bajar del coche, se dirigió hacia la estatua de la Virgen María, para rendirle homenaje en el día de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Allí el Santo Padre se detuvo unos instantes en oración, de pie y solo, con las manos unidas, para pedir a la Virgen María "el milagro de la curación para los pueblos que sufren gravemente las guerras y la crisis climática", según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El Papa también invocó a la Virgen el milagro "de la conversión, para que derrita el corazón de piedra de quienes construyen muros para alejar de sí el dolor de los demás". Inmediatamente después, se dirigió a la basílica de Santa María la Mayor, donde "continuó su oración ante la imagen de María Salus Populi Romani".
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