El Papa Francisco toca suelo chipriota. Inicia su 35° viaje apostólico
En el vuelo papal, el Pontífice se dirigió como es habitual a los periodistas:
“Buenos días, muchas gracias por su compañía. Un hermoso viaje y también tocaremos algunas heridas, espero que todos podamos acoger todos los mensajes que encontraremos. Muchas gracias por su compañía... por cierto, este es el primer viaje con este verdugo indio (tono de broma) que tiene que usar una máscara para la sonrisa... la sonrisa es demasiado hermosa”.
Al bajar del avión el Papa es acogido por el Nuncio Apostólico y el Jefe de Protocolo para saludarlo. Al bajar las escaleras, lo recibe el Presidente de la Cámara de Diputados, junto a él, tres niños con trajes tradicionales le ofrecen flores.
Seguidamente le presentan al Papa Francisco las diferentes delegaciones representantes de diversos sectores de la sociedad. Al final de la ceremonia, el Papa y el Presidente del Parlamento se dirigen a la sala VIP.
Seguidamente, se traslada a la Catedral Maronita de Nuestra Señora de las Gracias en Nicosia, a unos 50 km de distancia, en donde se encontrará con los sacerdotes, religiosos, diáconos, catequistas, asociaciones y movimientos eclesiales de Chipre.
La ciudad de Nicosia, es la capital de la república de Chipre, es la tercera isla más grande del Mediterráneo, en el 1974, después de la invasión de los turcos, se encuentra dividida en dos partes, una greco-chipriota y una turco-chipriota, de una “Línea Verde”, un límite de demarcación compuesto por alambre de espino y algunas secciones de paredes, en cuyo interior se encuentra una zona de rodamiento patrullado de casos azules de la UNFICYP.
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