Francisco: Ucrania y Siria unidas por el dolor, la Iglesia siembra esperanza
Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano
Los pensamientos sobre los sufrimientos infligidos por la guerra en Ucrania recorren la carta del Papa Francisco, leída ayer en árabe y en la apertura de la Conferencia "Iglesia, Casa de la Caridad - Sinodalidad y Coordinación", organizada por las Congregaciones para las Iglesias Orientales, que concluye mañana en Damasco, Siria. "En estos días de guerra y de inmensos sufrimientos para nuestros hermanos y hermanas de Ucrania -escribe el Pontífice-, abracémoslos en la oración y en el afecto, confiando en que una paz justa y duradera pueda ser alcanzada rápidamente, para que la obra de las agencias pueda ser llevada adelante en esa querida nación, como lo es hoy en Siria".
Francisco recordó que aún hoy el país sigue viviendo el conflicto y que eso genera dolor, "hambre, muerte y la continua huida de sirios", pero no esconde los "grandes esfuerzos que se están haciendo para ofrecer esperanza y perspectivas de futuro a los que se quedan". Por lo tanto, la conferencia - explica - es una forma de reiterar la preocupación de la Iglesia por lo que se está viviendo, pero también de poner de relieve la sinodalidad que San Pablo describe como el cuerpo y sus miembros. "Entre los miembros del cuerpo existe la escucha, el intercambio, el amor, el apoyo mutuo y, sobre todo, la conciencia del papel que cada uno está llamado a desempeñar. Cuando una parte del cuerpo sufre, todas las demás acuden en su ayuda, compartiendo su sufrimiento y haciendo todo lo posible por aliviarlo".
La sinodalidad es caminar juntos
"Todos somos miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia", a pesar de nuestras diferencias, añade el Papa, permanece la misma vocación: "dar testimonio del Señor mediante el anuncio del Evangelio y las obras de caridad", "caminando juntos", en un espíritu de comunión y en respeto a nuestras diferencias. Una sinodalidad que toma fuerza de la Trinidad, pero que también se experimenta "en las relaciones cotidianas, en el diálogo y en la confrontación continua sobre lo que significa ser Iglesia en el contexto actual, en la valoración y la escucha de los demás y en la comprensión de que todos somos hermanos y hermanas". Una sinodalidad que lleva a amar a la Iglesia para amar a la humanidad con pasión.
Signo tangible de la caridad de la Iglesia
El Papa Francisco destaca luego que "la caridad, vivida sinodalmente, no deja lugar a intereses egoístas, ni por parte del que da ni por parte del que recibe, ya que es conforme a Cristo, que se entregó por los demás". De ahí su agradecimiento personal a quienes han sido "un signo tangible de la caridad de la Iglesia, alimentada por el Evangelio". "Espero -concluye- que vuestros trabajos de estos días sean una oportunidad para profundizar y reavivar el espíritu misionero de la Iglesia, abriendo nuevos caminos para recorrer juntos y coordinando las obras de caridad con una atención amorosa hacia los pobres y los marginados".
Sandri: estar aquí es un signo de esperanza
En su discurso, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, subrayó que estar juntos "ayuda a sentir la vocación de ser Iglesia católica en Siria hoy, a sentir la responsabilidad especialmente hacia las generaciones más jóvenes y los segmentos más débiles de nuestras comunidades, a soñar y realizar juntos, por lo que está dentro de nuestra competencia y de nuestras posibilidades, el presente y el futuro de ellas y de este amado país". Ucrania fue uno de los pensamientos del cardenal y exhortó a rezar por los hijos e hijas de Siria, expertos en el dolor y en la prueba de la guerra que envuelve la tierra en las tinieblas y priva a los pueblos de la luz de la esperanza", por este país atormentado. "Creemos que vuestra súplica de paz y reconciliación, al ser probada en el crisol del sufrimiento, no quedará sin ser escuchada por el corazón de Dios. Esperamos, sin embargo, que se abran los corazones y las mentes de los poderosos que rigen los destinos de las naciones, para que cese toda barbarie".
Una jornada intensa
Numerosas reflexiones marcaron la primera jornada de la Conferencia, a la que asiste una delegación vaticana que incluye al arzobispo Giampiero Dal Toso, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y responsable de las Obras Misionales Pontificias, Pascal Debbane y Alessio Pecorario, del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral. El tema principal fue la esperanza en el futuro y en los jóvenes, subrayado por el patriarca católico sirio Younan y el patriarca greco-melquita Absi. El cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en Damasco, recordó la expresión de ser una Iglesia en salida, del hacerlo juntos, como el buen samaritano. "Esto -afirmó- impide dar la espalda al sufrimiento de nuestro hermano". Luego hubo escucha y trabajo en grupo, pero también el informe de Monseñor Dal Toso, que se detuvo en algunas notas teológicas y pastorales para vivir la caridad, destacando cómo la guerra ha cambiado la forma de percibir y vivir la acción de la caridad.
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