Shevchuk en el Vaticano: el Papa está cerca del pueblo ucraniano
Alessandro De Carolis - Ciudad del Vaticano
El pueblo ucraniano martirizado. Los recuerda con estas palabras, casi como una jaculatoria. Al final del Ángelus, al final de la audiencia general y en todas las circunstancias posibles -incluso en un viaje apostólico- el Papa recuerda al mundo la tragedia que ha convertido un trozo de Europa en un campo de batalla desde el 24 de febrero. Y esta mañana quien representa a la Iglesia de esa tierra, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, ha cruzado las fronteras para llevar el sentir de Ucrania directamente a la presencia de Francisco por primera vez en Roma desde el inicio de la guerra.
El agradecimiento de un pueblo a la paternidad del Papa
El encuentro tuvo lugar en la biblioteca privada del palacio apostólico y después, en una nota-testimonio similar a las que envía diariamente al mundo desde hace más de ocho meses, el arzobispo mayor de Kiev-Halic informó sobre la audiencia, reiterando que había agradecido al Papa todo lo que ha hecho para detener la guerra y mediar por la paz, liberar a los rehenes y prisioneros, y que había recibido la seguridad de que el Papa no deja de estar cerca del pueblo ucraniano en oración y acción.
El don, un trozo de mina
Por su parte, Monseñor Shevchuk trajo como regalo a Francisco el fragmento de una mina rusa que el pasado mes de marzo destruyó la fachada del edificio de la iglesia greco-católica ucraniana de la ciudad de Irpin. Un trozo de mina, se lee en la nota, que "se extrae de los cuerpos de soldados, civiles y niños ucranianos, una señal visible de la destrucción y la muerte que la guerra trae cada día".
El Papa, se lee en la nota difundida por la Secretaría del Arzobispado Mayor de Roma, aseguró el compromiso de la Santa Sede con la paz y animó a la Iglesia del país de Europa del Este a estar al lado de la población. Un compromiso que el prelado ucraniano destacó con gran intensidad, contando a Francisco lo que había visto al visitar los territorios más afectados por la guerra. "Le hablé al Papa -dice la nota- del servicio de nuestros obispos, sacerdotes, monjes y monjas en los territorios actualmente ocupados (...) Le expliqué que cada una de nuestras catedrales, iglesias y monasterios se han convertido en centros de acogida, recepción y servicio humanitario. Un trabajo estructurado en un plan pastoral para 2023, también presentado al Papa, que contempla el servicio a los débiles y desplazados.
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