El Papa Francisco: "Sin la paz todos somos vencidos"
Francisco
“Jamás he encontrado que el Señor comenzara un milagro sin terminarlo bien”. Desde que leí y releí I promessi sposi (Los novios) de Alessandro Manzoni hace muchos años, siempre he meditado largamente sobre esta frase. Es una frase de esperanza, mientras nos encaminamos hacia el Jubileo del 2025, cuyo lema he querido dedicar, precisamente, a esta virtud teologal: Peregrinos de la esperanza.
Benedicto XVI nos ha regalado una maravillosa encíclica sobre la esperanza, Spe salvi. Escribe que "la 'redención', la salvación, según la fe cristiana, no es un mero hecho. La redención se nos ofrece en el sentido de que se nos ha dado una esperanza, una esperanza fidedigna, en virtud de la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, incluso un presente fatigoso, puede ser vivido y aceptado si conduce hacia una meta y si podemos estar seguros de esta meta, si esta meta es tan grande que justifica el esfuerzo del camino".
Son experiencias que cada uno de nosotros ha tenido en su propia vida y que nos permiten afrontar nuestras caídas diarias con la certeza de que el Señor nos toma de la mano y nos levanta porque no quiere que nos quedemos por el suelo. A menudo he recordado "que sólo es lícito mirar a una persona desde arriba para ayudarla a levantarse: nada más". Sólo en este caso es lícito mirar hacia abajo. Pero nosotros, los cristianos, debemos tener la mirada de Cristo, que abraza desde abajo, que busca al perdido, con compasión. Esta es, y debe ser, la mirada de la Iglesia, siempre, la mirada de Cristo, no la mirada condenatoria".
“Nosotros, hombres de Dios que anunciamos el Evangelio del Resucitado, tenemos el deber de gritar esta verdad de fe. Dios es un Dios de paz, amor y esperanza. Un Dios que quiere que todos seamos hermanos, como nos enseñó su Hijo Jesucristo. Los horrores de la guerra, de toda guerra, ofenden el santísimo nombre de Dios. Y lo ofenden aún más cuando se abusa de su nombre para justificar tales estragos indecibles”.
“El grito de los niños, las mujeres y los hombres heridos por la guerra se eleva a Dios como una conmovedora oración para el corazón del Padre. ¿Cuántas tragedias más tendremos que presenciar antes de que todos los implicados en cada guerra comprendan que éste no es más que un camino de muerte que engaña sólo a algunos haciéndoles creer que son los vencedores?”.
“Todos nosotros, en cualquier función, tenemos el deber de ser hombres de paz. ¡Nadie está excluido! Nadie tiene derecho a mirar hacia otro lado. En este mundo de la globalización, hemos caído en la globalización de la indiferencia. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, no nos concierne, no es asunto nuestro. Vuelve la figura del ‘Innombrable’ de Manzoni. La globalización de la indiferencia nos convierte a todos en ‘innombrados’, responsables sin nombre y sin rostro”.
En vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el Siervo de Dios Pío XII recordó al mundo que "nada está perdido con la paz". Todo puede estarlo con la guerra. Que los hombres vuelvan a comprenderse. Que vuelvan a la negociación. Negociando con buena voluntad y respetando los derechos de la otra parte, comprobarán que una negociación sincera y eficaz nunca está exenta de un éxito honorable".
“Le estoy especialmente agradecido a Francesco Antonio Grana porque ha recopilado todos mis llamamientos por la paz en Ucrania. Estoy igualmente agradecido a su periódico, ilfattoquotidiano.it, porque, desde el comienzo de este conflicto, siempre ha dado amplia resonancia a estas palabras mías. Así como también estoy agradecido a los tantos otros hombres y mujeres que se han hecho portadores de este mensaje, a menudo con concreción y en silencio”.
“Mientras seguimos rezando insistentemente por la paz en Ucrania, realmente sin cansarnos, no debemos acostumbrarnos a esta guerra como a cualquier otra. No debemos permitir que nuestro corazón y nuestra mente se anestesien ante la repetición de estos graves horrores contra Dios y el hombre. No debemos, por ningún motivo en el mundo, acostumbrarnos a esto, dando casi por sentada esta tercera guerra mundial a pedazos que se ha convertido dramáticamente, ante nuestros ojos, en una tercera guerra mundial total”.
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