El pésame del Papa por la muerte del Cardenal Rauber

Vatican News 

El Papa Francisco ha recibido con pesar la noticia de que el Señor Dios ha llamado a su siervo, el Cardenal Karl-Josef Rauber, de este mundo a la eternidad. Son las palabras que con congoja escribe el Sucesor de Pedro en su telegrama dirigido a Monseñor Peter Kohlgraf, obispo de Maguncia, en Alemania.

En el texto, publicado en la tarde de este martes 28 de marzo por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Pontífice recuerda la vida sacerdotal y episcopal de Rauber, fallecido el domingo 26 de marzo, que estuvo “particularmente marcada por el servicio al Sucesor de Pedro, ‘principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad’” (cf. Lumen Gentium, 23).

Rauber “pudo trabajar con dedicación por la unidad del Pueblo de Dios tanto en la Curia Romana como en diversas partes del mundo en calidad de nuncio apostólico”, afirma el Obispo de Roma.

“Como verdadero pastor de la Iglesia, estaba lleno del amor de Cristo en todas sus acciones, lo que le llevaba a no guardarlo para sí, sino a transmitirlo sin reservas y con alegría a los hombres”, añade Francisco.

El Santo Padre desea “que ahora alabe por siempre el amor misericordioso del Redentor”. Y, por último, imparte de corazón la bendición apostólica a cuantos recuerdan al difunto Purpurado en la oración y en el sacrificio eucarístico.

Incansable servidor de la Santa Sede

Entre sus múltiples responsabilidades, el Cardenal Rauber se desempeñó como nuncio apostólico en Bélgica, Luxemburgo y Grecia.

Al dirigir las representaciones pontificias en diversos países, el diplomático afrontó abundantes retos para la Iglesia. En Uganda, por ejemplo, trabajó durante los años en que estalló y se propagó el sida, con consecuencias devastadoras para la población. En Suiza contribuyó a aliviar las tensiones en torno a la diócesis de Chur y el obispo Wolfgang Haas. También, en Hungría gestionó la fase de recomposición de las relaciones entre el Estado y la Iglesia tras la era comunista. En Bélgica estuvo inmerso en un contexto social y político no siempre fácil y cuando se creó también en Bruselas una representación papal ante la Unión Europea, armonizó con sensibilidad la labor de las dos instituciones diplomáticas en suelo belga.

Fue creado cardenal por el Papa Francisco durante el consistorio del 14 de febrero de 2015. Pasó a ser cardenal no elector por tener más de 80 años. En abril de 2017, fue nombrado enviado especial por el Pontífice para el 375º aniversario de la fundación del santuario de Kevelaer, en Renania. Rauber hablaba cinco idiomas: francés, alemán, inglés, español e italiano.