El Evangelio transmitido a través del diálogo y la amistad
Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano
Es al venerable Matteo Ricci a quien el Papa Francisco eligió recordar esta mañana en su catequesis de la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, continuando el ciclo dedicado al tema del celo apostólico.
Matteo Ricci fue un jesuita, originario de Macerata, en la región italiana de Las Marcas, y su deseo era ser enviado como misionero a Extremo Oriente. Desde los tiempos de Francisco Javier, ningún otro jesuita había conseguido entrar en China. Pero a Ricci y a un compañero, después de prepararse bien, aprendiendo la lengua y las costumbres chinas, se les permitió establecerse en el sur del país. Tardaron 18 años en llegar a Pekín. El Papa dijo al respecto:
Las verdades de la fe cristiana en diálogo con la cultura china
El espíritu de amistad fue una constante en la vida del venerable, que siempre buscó la mejor manera de "encajar en la cultura y en la vida" del pueblo chino, hasta el punto de vestirse como los bonzos budistas. Entonces se dio cuenta – dijo el Papa – de que debía "asumir el estilo de vida y las vestimentas de los literatos" y estudió sus textos para presentar el cristianismo en diálogo con la cultura y las costumbres de la sociedad china. En los hombres cultos, su preparación erudita logró despertar interés y admiración.
Los conocimientos matemáticos y astronómicos de Ricci y de sus seguidores misioneros contribuyeron a un fructífero encuentro entre la cultura y la ciencia de Occidente y de Oriente, que viviría entonces una de sus épocas más felices, en el signo del diálogo y la amistad.
Un testimonio de caridad y humildad
El motivo subyacente de toda la actividad de Matteo Ricci fue, sin embargo, como observó Francisco, "el anuncio del Evangelio". La credibilidad que ganó en el campo científico le dio autoridad para proponer los contenidos de su fe. Pero había algo más que atraía a la gente hacia él:
Lo que atrae es la coherencia de vida
Sobre lo esencial, que es la coherencia de la vida del creyente para anunciar eficazmente el Evangelio, el Papa también dijo:
Su estilo misionero es un modelo válido también hoy
El Papa Francisco subrayó el gran celo apostólico del jesuita, que murió a los 57 años consumido por la fatiga de una continua disponibilidad hacia los demás, relatando que en sus últimos días decía no saber si sentirse más feliz ante la idea de alcanzar la visión de Dios o más triste al pensar que no podría continuar en la misión. Y volviendo al concepto de la coherencia añadió:
El espíritu misionero de Matteo Ricci es un modelo vivo hoy. Su amor por el pueblo chino es un modelo; pero lo que es muy actual es su coherencia de vida, el testimonio de su vida de cristiano. (...) Hermanos y hermanas, hoy nosotros, cada uno de nosotros, nos preguntamos en nuestro interior: ¿Soy coherente, o lo soy más o menos?
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