Francisco a Cáritas: Volvamos a la fuente, el amor de Dios
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
“No debemos olvidar que el origen de toda nuestra actividad caritativa y social es Cristo, y que ‘él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin’” (Jn 13,1). Es el recordatorio del Papa Francisco en el discurso entregado a unos 400 asistentes a la Asamblea General de Cáritas Internacional, a quienes recibió en audiencia en la mañana de este jueves 11 de mayo.
En su texto, Francisco recuerda la solicitud del Venerable Pío XII y la preocupación de toda la Iglesia por la familia humana frente a los horrores y devastaciones de la Segunda Guerra Mundial. Movido por un espíritu profético, Pío XII se pronunció en favor de la institución de un organismo que sostuviera, coordinara e incrementara la colaboración entre las ya numerosas organizaciones caritativas por medio de las cuales la Iglesia universal anunciaba y testimoniaba, con gestos y palabras, el amor de Dios y la predilección de Cristo por los pobres, los últimos, los descartados.
Francisco también menciona que “San Juan Pablo II quiso evidenciar el estrecho vínculo que, desde los inicios, unió a Caritas Internationalis con los Pastores de la Iglesia y, en particular, con el Sucesor de Pedro, que preside la caridad universal”. “Lo hizo, sobre todo, evocando la fuente del amor por la Iglesia, la entrega con la que Cristo se hizo don para los suyos durante la última cena”, agrega.
El Obispo de Roma subraya la importancia de volver a la fuente (el amor de Dios por nosotros) porque la identidad de Cáritas depende directamente de la misión que ha recibido. Lo que la distingue de otros organismos que trabajan en el ámbito social es su vocación eclesial, su tarea de ayudar y colaborar con los obispos en el ejercicio de la caridad pastoral, en comunión con la Sede Apostólica y en sintonía con el Magisterio de la Iglesia”.
El Obispo de Roma manifiesta su gratitud por el trabajo que están desarrollando sobre la asociación y la cooperación fraterna, como pilares de la identidad católica de Cáritas, y los exhorta a seguir adelante en este camino.
La caridad es el camino más perfecto
Para animarlos a perseverar con corazón generoso y renovada esperanza en este compromiso al servicio de la caridad, los invita a releer con atención la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia. “El capítulo cuarto, en particular, explica Bergoglio, si bien se refiere a la vida familiar y matrimonial, contiene algunos puntos que pueden ser útiles para orientar el trabajo que les espera en el futuro y dar un nuevo impulso a su misión”.
Escribiendo a la comunidad de los cristianos de Corinto, remarca el Pontífice, San Pablo afirma que la caridad es el «camino más perfecto» (1 Co 12,31) para conocer a Dios y comprender qué es lo esencial de la vida cristiana.
Salir de la autorreferencialidad, abrirse al diálogo
Ante la pregunta “¿Quieres saber si un cristiano vive la caridad?”, el Santo Padre contesta: “Entonces, mira si está dispuesto a ayudar de buen grado, con una sonrisa en los labios, sin quejarse ni enfadarse”.
“La caridad es paciente —escribe Pablo—, y la paciencia es la capacidad de sostener las pruebas inesperadas, las fatigas cotidianas, sin perder la alegría y la confianza en Dios. Por eso es el resultado de un trabajo lento del espíritu, en el que se aprende el dominio de sí, tomando conciencia de los propios límites. Es un modo de relacionarse consigo mismo del que, después, surge esa madurez relacional que nos lleva a reconocer «que el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí, así como es» (Exhort. ap. Amoris laetitia, n. 92)”.
Para el Papa, salir de la autorreferencialidad no solo exige contener la tiranía del egocentrismo, sino que pide también una actitud dinámica y creativa, que permita que afloren las cualidades y los carismas de los demás.
La tarea de Cáritas
En el texto, Francisco recuerda que Cáritas “fue pensada y querida para dar expresión a la comunión eclesial, al ágape intraeclesial, para ser un medio y una manifestación de estos, mediando entre la Iglesia universal y las Iglesias particulares, sosteniendo el compromiso de todo el Pueblo de Dios en el ejercicio de la caridad”.
La tarea de Cáritas es, en primer lugar, “la de cooperar en la siembra de la Iglesia universal, anunciando el Evangelio con las buenas obras”, dice el Papa. “No se trata solo de poner en marcha proyectos y estrategias que resulten victoriosas, que persigan la eficacia, sino saberse dentro de un proceso constante y continuo de conversión misionera”, puntualiza.
Sean discípulos misioneros, sigan las huellas de Cristo
De acuerdo con el Pontífice, no es trivial recordar la íntima unión entre el camino de santidad personal y la conversión misionera eclesial. Francisco manifiesta que “quien trabaja para Cáritas está llamado a dar testimonio de ese amor ante el mundo”. En esta línea, los incentivó a ser discípulos misioneros y a seguir las huellas de Cristo.
Cuiden la formación de personal competente
Aludiendo al llamado de la organización de acompañar a las Iglesias locales en el cumplimiento de su compromiso activo con la caridad pastoral, Francisco destacó la importancia de la formación de personas capaces de llevar el mensaje de la Iglesia a la vida política y social.
“El desafío de un laicado consciente y maduro es más actual que nunca, porque su presencia se extiende a todos los ámbitos que tocan directamente la vida de los pobres”, dice el Papa. “Son ellos -considera- los que pueden mostrar, con libertad creativa, el corazón materno y la solicitud de la Iglesia por la justicia social, comprometiéndose en la ardua tarea de cambiar las estructuras sociales injustas y promover la felicidad de la persona humana”.
“Les ruego unidad”
Por último, Francisco les pide unidad. Dado que la confederación está hecha de muchas identidades, los invita a vivir esa diversidad como una riqueza, la pluralidad como un recurso. “Compitan en estimarse recíprocamente, dejando que los conflictos lleven al debate, al crecimiento, y no a la división”, les solicita.
Francisco invoca la intercesión de María, Madre de la Iglesia, y mientras les pide que recen por mí, de corazón implora la bendición del Señor sobre ustedes y sobre cuantos colaboran en sus obras.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí