El Papa pide solidaridad para Myanmar y Bangladesh golpeados por ciclón
Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano
La preocupación del Pontífice se extiende a Asia. Tras la oración mariana del Regina Caeli, invita a rezar por las poblaciones que viven en la frontera entre Myanmar y Bangladesh, duramente golpeadas por un ciclón, más de ochocientas mil personas, recuerda. Y el Papa no deja de mencionar también a los numerosos rohingya "que viven ya en condiciones precarias".
Víctimas y devastación
Es al ciclón Mocha al que se refiere Francisco en este domingo de Pentecostés, ante una Plaza de San Pedro abarrotada de peregrinos. Un ciclón que azotó los dos países asiáticos el 14 de mayo, dejando a su paso un rastro de destrucción y muerte. Según las autoridades de Myanmar, las lluvias torrenciales se cobraron 148 vidas, la mayoría pertenecientes a la minoría rohingya del estado occidental de Rakhine. Pero según otras fuentes, el número de muertos es mucho mayor. En Bangladesh, cerca de medio millón de personas, entre ellas miles de refugiados rohingya, lo han perdido todo. Aquí, sin embargo, "un sofisticado sistema de gestión de catástrofes" salvó muchas vidas, pero las infraestructuras y las viviendas sufrieron graves daños, declaró Gwyn Lewis, Coordinador Residente de la ONU en Dhaka.
Llamamiento de la ONU a la Junta de Myanmar
Las Naciones Unidas han lanzado un llamamiento de emergencia por valor de 333 millones de dólares (309 millones de euros) para los 1,6 millones de personas que se cree que se han visto afectadas por la devastación. Volker Turk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, hizo un llamamiento a la junta militar de Myanmar para que garantice la entrada de ayuda humanitaria, alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad para los habitantes de las regiones que quedaron completamente devastadas por el ciclón. "Los daños y la pérdida de vidas eran previsibles y evitables, y están claramente relacionados con la negación sistemática de los derechos humanos", afirmó Turk. También denuncia que "durante décadas, las autoridades de Myanmar han privado a los rohingya de sus derechos y libertades y han atacado implacablemente a otros grupos étnicos, erosionando su capacidad de supervivencia".
El alto precio pagado por los rohingya
El estado de Rakhine alberga a cientos de miles de rohingya, muchos de los cuales viven en campos de refugiados tras décadas de conflicto étnico. "Las comunidades desplazadas sobreviven en estructuras temporales de bambú, algunas desde 2012, mientras el ejército rechaza repetidamente las peticiones de las agencias humanitarias para crear condiciones de vida más sostenibles en zonas menos propensas a las inundaciones", argumenta Turk. "Es una carrera contrarreloj para proporcionar a la gente un refugio seguro y evitar la propagación de enfermedades transmitidas por el agua", dijo el coordinador de la ONU para Myanmar, Ramanathan Balakrishnan. Un trabajador humanitario de alto nivel, que habló bajo condición de anonimato, dijo a Reuters que los suministros estaban retenidos en almacenes de la capital, Yangon, a la espera de ser autorizados, más de una semana después de la catástrofe.
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