El Papa Francisco con el teólogo del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla Zizioulas El Papa Francisco con el teólogo del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla Zizioulas 

Francisco firma el prefacio del libro póstumo del teólogo Zizioulas

Publicado en inglés el libro póstumo del obispo ortodoxo del Patriarcado Ecuménico Ioannis Zizioulas, fallecido el 2 de febrero. En el prefacio de “Remembering the future. Toward an Eschatological Ontology”, considerado el testamento espiritual de uno de los principales teólogos del cristianismo del siglo XX, el Papa recuerda que su encuentro con él confirmó lo mucho que le quedaba por aprender de los ortodoxos "en lo que se refiere a la colegialidad episcopal y a la tradición de la sinodalidad

FRANCISCO

Tener en mis manos este libro de Ioannis Zizioulas, Metropolita de Pérgamo, es para mí seguir estrechando las suyas en la amistad que nos unía. Un libro póstumo que, como evoca el título, me llega como signo de un pasado liberado en el Futuro de Dios.

Conocí a Ioannis Zizioulas en 2013, cuando recibí a la Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, que había venido a Roma para la Fiesta de los Santos Pedro y Pablo. Fue un encuentro que confirmó mi convicción de lo mucho que aún teníamos que aprender de nuestros hermanos y hermanas ortodoxos sobre la colegialidad episcopal y la tradición de la sinodalidad.

En nuestros intercambios, durante nuestros encuentros posteriores, volvió a surgir el pensamiento de una teología escatológica que llevaba años anotando con la esperanza de poder hacer de ella un libro. Cuando rezamos y reflexionamos sobre la unidad de los cristianos, comunicaba su realismo: sólo al final de los tiempos se habría realizado. Pero mientras tanto tendríamos que hacer todo lo posible, spes contra spem, para seguir buscándola juntos. El hecho de que sólo se realizara al final no debía alimentar la resignación ni encontrarnos inoperantes: debíamos creer que ese Futuro ya estaba en marcha, "causa de todo el ser". Un Futuro que viene a la historia y no de la historia. No simplemente el final del camino, sino una compañía de vida capaz de "colorearla" con los colores de la Resurrección y la voz del Espíritu que nos "habría recordado las cosas nuevas ". Advertía del peligro de que tener la mirada fija en el pasado nos hiciera prisioneros sobre todo de los errores cometidos, de los intentos fallidos, acumulando lastres pesimistas, fomentando la inculcación de desconfianzas. Todos sufrimos la negatividad del indietrismo, y sufre particularmente la búsqueda sincera de la unidad de todos los cristianos. El valor de nuestras tradiciones es abrir el camino, y si en cambio lo cierran, si nos frenan, significa que las estamos malinterpretando, prisioneros de nuestros miedos, apegados a nuestras seguridades, con el riesgo de transformar la fe en ideología y momificar la verdad de que en Cristo está siempre la vida y el camino (Jn 14,6), sendero de paz, pan de comunión, fuente de unidad.

El escatón llama a nuestra vida cotidiana, solicita nuestra colaboración, afloja nuestras cadenas, libera el ritmo de la vida buena. Y es en el corazón del canon eucarístico donde, para Zizioulas, la Iglesia "recuerda el futuro", componiendo en los capítulos de este libro una doxología a "Aquel que viene", una teología que escribió de rodillas, esperando.

Despertaré a la aurora (Salmo 108). El verso del Salmo llama a todos los instrumentos y voces de la humanidad a gritar nuestra necesidad del Futuro de Dios. Despertemos la Aurora en nosotros, despertemos la esperanza. En efecto, "fundamento de lo que se espera" (Hb 11,1), el gesto constitutivo del cristianismo es dar un signo, tangible y cotidiano, humilde y desarmado, de "el que es, el que era y ha de venir" (Ap 1,8).

*Traducción no oficial.

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28 noviembre 2023, 15:43