El Papa, Ángelus: “Sigue habiendo quienes sufren y mueren por dar testimonio de Jesús”
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Este mediodía el Santo Padre ha recordado a San Esteban y su martirio. Comentando el pasaje de los Hechos de los Apóstoles correspondiente a la lectura de hoy, el Papa ha explicado desde el balcón pontificio que, San Esteban, no puede dejar de dar testimonio de lo que le es más preciado: “su fe en Jesús” y esto – comenta el Papa – “provoca la ira de sus adversarios, que lo matan apedreándolo sin piedad delante de un joven, Saulo, que actúa como "garante" de la ejecución”.
A través de Esteban, el Señor está preparando la conversión de Saulo
Francisco hoy propone que nos paremos a pensar un momento en esta escena: Saulo y Esteban, el perseguidor y el perseguido. “Entre ellos parece haber un muro impenetrable, tan duro como el fundamentalismo del joven fariseo y como las piedras arrojadas al condenado a muerte. Sin embargo, más allá de las apariencias, hay algo más fuerte que los une: a través del testimonio de Esteban, de hecho, el Señor ya está preparando en el corazón de Saulo, sin que él lo sepa, la conversión que lo llevará a ser el gran apóstol Pablo” explica el Papa.
El perdón de Esteban a punto de morir, no es en vano
A contracorriente de las piedras, el Santo padre explica que “el sacrificio” siembra una semilla que se planta, de manera oculta, en el pecho de su peor rival".
2.000 años después la persecución continúa
“Hoy, dos mil años después, vemos tristemente que la persecución continúa: hay persecución de cristianos... sigue habiendo -y son muchos- quienes sufren y mueren por dar testimonio de Jesús, como también hay quienes son penalizados a diversos niveles por comportarse de forma coherente con el Evangelio, y quienes luchan cada día por mantenerse fieles, sin aspavientos, a sus buenos deberes, mientras el mundo se ríe de ellos y predica otra cosa” puntualiza el Papa en el día en el que la Iglesia católica recuerda al primer mártir de la historia.
Por ello, Francisco nos invita hoy a plantearnos las siguientes cuestiones: ¿me intereso y rezo por quienes, en diversas partes del mundo, siguen sufriendo y muriendo por la fe?, ¿intento dar testimonio del Evangelio con coherencia, mansedumbre y confianza? y, por último: ¿Creo que la semilla del bien dará fruto, aunque no vea resultados inmediatos?
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