Bienal de Venecia: descubriendo el pabellón de la Santa Sede
Benedetta Capelli - Venecia
Se trata de un diálogo a corazón abierto entre los reclusos de la Giudecca y los artistas, elegidos por los curadores del Pabellón de la Santa Sede, Bruno Racine y Chiara Parisi. Un diálogo entre lo que se vive «dentro», marcado por el dolor, la exclusión y la culpa; y lo que se trae de «fuera», sobre todo el malestar y los prejuicios. Llama la atención, sin embargo, que la mezcla de sensaciones tan distintas se disuelva en la belleza del arte, que es vehículo de comprensión, de confrontación, de entrega. La experiencia entre los internos y los artistas se expresa en las obras instaladas en las distintas salas de la Giudecca. Instalaciones, pinturas, fotografías que hacen del Pabellón de la Santa Sede una experiencia capaz de generar «palabras nuevas», subrayó el cardenal Josè Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio de Cultura y Educación.
El director Perego habla de los invisibles y su resiliencia
Del color al blanco y negro, de las maravillas de Venecia al ambiente carcelario. El cortometraje «Dovecote» de Marco Perego, protagonizado por la estrella del cine estadounidense Zoe Saldana, juega con los contrastes. Sin maquillaje, intensa y dolorida, interpreta a una reclusa que sale de la cárcel, abandona los pasillos de Giudecca y sus compañeras -reclusas reales que se interpretan a sí mismas-, en su lugar entra otra mujer que llora desesperada sabiendo a lo que se va a enfrentar. «Fue una experiencia increíble», dice el director, «llegué a conocer su vulnerabilidad y espero haber reflejado sus emociones, realmente quería intentar mostrarlas, contarlas para no ser invisibles, escucharlas, comprender su vulnerabilidad, descubrir su resiliencia». «Cada noche, al final del rodaje, nos dejaban poemas, historias y pulseras que hacían para nosotros»: una intensa experiencia humana que dejó huella en el director.
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