Francisco conversa con los jesuitas de Singapur
Salvatore Cernuzio - Singapur
Matteo Ricci y el Padre Pedro Arrupe. Estas dos figuras, faros de la Compañía de Jesús y de la Iglesia universal, acompañaron el diálogo de una hora del Papa Francisco con los jesuitas de Singapur el miércoles 11 de septiembre por la tarde. El Pontífice llegó ayer al microestado insular para la cuarta y última etapa de su 45 viaje apostólico, tras su último encuentro en Dili con los jóvenes de Timor Oriental. Una jornada, esta primera singapurense, dedicada al descanso a excepción del encuentro que Jorge Mario Bergoglio ha querido dedicar a sus hermanos, el tercero del viaje al sudeste asiático y Oceanía. El primero se había celebrado en Yakarta, el 4 de septiembre, con 200 jesuitas; el segundo, el 10, en Dili, con unos 40 miembros de la Compañía de Jesús.
Un encuentro familiar
En una sala del Centro de Retiros San Francisco Javier, situado en una colina a media hora del corazón urbano y comercial de Singapur, que será la residencia del Papa en esta última etapa de su viaje, había 25 jesuitas de diferentes edades, en su mayoría residentes en Singapur, pero también algunos de otras regiones, como Malasia. «Había algunos jóvenes, incluso uno recién ordenado, y otros mayores, algunos incluso enfermos. El Papa se mostró muy tierno con ellos», declaró a los medios vaticanos el padre Antonio Spadaro, subsecretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación, miembro de la comitiva papal y presente en el encuentro de esta tarde. «La reunión duró una hora, como de costumbre. Y como es habitual, fue un encuentro muy cordial, fraterno, con jesuitas comprometidos en un lugar que está en la frontera... Luego el Papa, también después, quiso añadir otras cosas. Parecía que no quería separarse de este ambiente tan íntimo y familiar».
Las fotos, difundidas por el propio Spadaro en su cuenta en X (Twitter), muestran a Francisco sonriente y relajado. Inmediatamente, el Papa, dice el clérigo, abrió un espacio para las preguntas. Y los temas fueron múltiples y exigentes, empezando por los desafíos que esperan a la Iglesia en este tiempo y en estas tierras. «El Papa dejó claro que la fe debe entrar en los desafíos humanos y subrayó la importancia de Asia hoy como continente clave», explica el sacerdote. «Así que los jesuitas están llamados a vivir en este lugar que presenta desafíos muy peculiares».
El desafío de la oración y el testimonio de Arrupe
Contundente fue también el recordatorio del Papa sobre la importancia de la oración, también «un desafío», es decir, «afrontar siempre los retos que nos plantea la sociedad con espíritu de oración siguiendo el modelo del Padre Pedro Arrupe». Se trata del inolvidable jesuita de origen español, Superior General de la Compañía entre 1965 y 1983, proclamado Siervo de Dios y cuya causa de beatificación está en marcha. «Varias veces el Papa Francisco ha hablado de la figura de este gran Padre General y ha declarado que está muy cerca de él y deseoso de llegar a esta beatificación y canonización».
Vocaciones y formación
No faltaron temas pastorales durante la conversación. «El Papa habló, sobre todo, de las vocaciones y de cómo, por ejemplo, en realidad también hay vocaciones, es decir, hay gente, jóvenes que quieren entrar en la vida religiosa pero que a veces les asusta la formación. Por eso el Papa recomendó no mantener bajo el listón de las exigencias», afirma el padre Antonio Spadaro. «En este sentido, añade, fue positivo el recordatorio de la importancia de formarse de manera elevada y adecuada a los desafíos de nuestro tiempo».
Espacio para preguntas
Ningún balance de Francisco sobre las tres visitas realizadas (Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental) durante este bonito viaje apostólico que toca a su fin. «Todavía es demasiado pronto», dice el subsecretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación. La prioridad del Papa ha sido dar cabida a las preguntas de los diversos jesuitas presentes: «Ha hecho preguntas y ha querido permanecer absolutamente atento a sus necesidades y preguntas».
El ejemplo de Matteo Ricci
En la conversación, además de la figura de Arrupe, surgió también la de Matteo Ricci, el gran apóstol jesuita de China. «Era otra figura de referencia», subrayó Spadaro, “porque era un punto de referencia para los jesuitas en este lugar”.
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