El sueño del Papa para una comunicación «de corazón a corazón»
Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
La llamada es a una tarea «grande y apasionante» que es a la vez «vocación y misión»: así se dirige el Papa Francisco a los cerca de trescientos participantes en la asamblea plenaria del Dicasterio para la Comunicación, dirigida por el Prefecto Paolo Ruffini y recibida esta mañana, jueves 31 de octubre, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. Para ellos, el Pontífice trazó «el identikit del buen comunicador», aquel que es firme en la verdad y en la justicia y está dispuesto a propagar el Evangelio:
Están llamados a una tarea grande y apasionante: la de construir puentes, cuando tantos levantan muros, los muros de las ideologías; la de favorecer la comunión, cuando tantos fomentan la división; la de dejarse implicar en los dramas de nuestro tiempo, cuando tantos prefieren la indiferencia. Y esta cultura de la indiferencia, esta cultura del «lavarse las manos»: «A mí no me toca. Que se apañen ellos'... ¡Eso hace tanto mal!
La importancia del corazón para contar cada rincón del mundo
Creatividad, tecnología usada de manera «inteligente», pero sobre todo corazón son instrumentos fundamentales para los operadores de los medios de comunicación vaticanos, prosigue Francisco, para que el amor de Dios reverbere en cada expresión de la vida comunitaria, lejos de esquemas políticos o empresarialistas.
El Papa subraya asimismo la concreción de una profesión que debe afrontar también «las dificultades económicas y la necesidad de reducir los gastos»:
Me gustaría decirles algo, todavía debemos ser un poco más disciplinados con el dinero. Deben buscar la manera de ahorrar más y buscar otros fondos porque la Santa Sede no puede seguir ayudándoles como ahora. Sé que es una mala noticia pero es una buena noticia porque despierta la creatividad de todos ustedes».
En la base de todo hay un «sueño»: el sueño de una comunicación que conecte «personas y cultura», que relate y valorice «cada rincón del mundo».
Por eso me alegra saber que han dado pasos para aumentar el abanico de las más de cincuenta lenguas con las que pueden comunicarse los medios de comunicación vaticanos, añadiendo las lenguas lingala, mongol y canarés.
Más allá de los eslóganes para mirar a los últimos y buscar el diálogo
Francisco invita, pues, a salir, a atreverse, a arriesgar más, a renunciar un poco a uno mismo para dejar espacio al otro y contar la realidad «con honestidad y pasión», con competencia y curiosidad:
Sueño con una comunicación hecha de corazón a corazón, dejándonos implicar por lo que es humano, dejándonos herir por los dramas que viven tantos de nuestros hermanos y hermanas. (...) Sueño con una comunicación que sepa ir más allá de los eslóganes y mantener el foco sobre los pobres, los últimos, los emigrantes, las víctimas de la guerra. Una comunicación que promueva la inclusión, el diálogo, la búsqueda de la paz.
Que la belleza del encuentro real no sea suplantada por lo virtual
El desafío, recuerda el Pontífice, es también el de los lenguajes y caminos nuevos que habitan el mundo digital: los comunicadores no deben temer el cambio, subraya Francisco, siempre que no signifique banalizar o «sustituir» en el encuentro online «la belleza» de las relaciones «reales, concretas, de persona a persona», aquellas tejidas según el estilo evangélico.
Ayúdenme, por favor, a hacer conocer al mundo el Corazón de Jesús, a través de la compasión por esta tierra herida. (...) Ayúdenme con una comunicación que es instrumento para la comunión.
La esperanza de las pequeñas y grandes historias de bien
Por último, pero no por ello menos importante, la esperanza es la última llamada indicada por Francisco:
A pesar de que el mundo está destrozado por terribles violencias, los cristianos sabemos mirar a las muchas llamas de esperanza, a las muchas pequeñas y grandes historias de bien.
Y son la esperanza y la fe, por tanto, las virtudes que los comunicadores cristianos están exhortados a testimoniar en el mundo de hoy, especialmente ante la inminencia del Jubileo.
Un saludo especial
Antes de concluir la audiencia, Francisco dirigió un saludo especial a Gloria Fontana, responsable de la Oficina Rei del Dicasterio:
Hoy es tu último día de trabajo: ¡espero que te hagan una fiesta! [aplausos] Bueno, después de 48 años de servicio: entró el día de su Primera Comunión, creo... [aplausos y risas] Ha prestado un gran servicio en secreto, dedicándose a transcribir los discursos del Papa.
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