El Papa Francisco se reunió con los representantes de la Federación Italiana de Asociaciones de Donantes de Sangre (FIDAS) El Papa Francisco se reunió con los representantes de la Federación Italiana de Asociaciones de Donantes de Sangre (FIDAS)

El Papa a donantes de sangre: Donar es un gesto anónimo que supera la indiferencia

“La alegría, el testimonio y la solidaridad”, fueron los tres elementos sobre los que reflexionó el Santo Padre en la audiencia a los representantes de la Federación Italiana de Asociaciones de Donantes de Sangre (FIDAS), a quienes recibió en audiencia la mañana de este sábado, 9 de noviembre, con ocasión del 65 aniversario de la fundación de esta institución.

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

“Sigan la sangre para llegar al corazón, es decir, para abrazar cada vez más a cada hombre y mujer que encuentren, a todos, en una sola caridad”, con estas palabras el Papa Francisco animó a los representantes de la Federación Italiana de Asociaciones de Donantes de Sangre (FIDAS), a quienes recibió en audiencia la mañana de este sábado, 9 de noviembre, en el Aula Pablo VI del Vaticano.

Al saludar a los miembros de la FIDAS, el Santo Padre manifestó su alegría por el 65 aniversario de la fundación de esta Federación que, viene trabajando animada por el compromiso silencioso de miles de donantes en toda Italia. A ellos, el Pontífice les propuso reflexionar sobre tres aspectos de su actividad: la alegría, el testimonio y la solidaridad.

Representantes de la FIDAS
Representantes de la FIDAS

El don da alegría porque en él toda nuestra vida cambia y florece

Sobre el primer punto propuesto, el Papa Francisco señaló que, la alegría y la positividad son características frecuentes en los entornos de voluntariado y entre las personas comprometidas con el bien de los demás. Asimismo, el Pontífice recordó que, donar con amor, de hecho, trae alegría, y como dijo Benedicto XVI a los jóvenes en la catedral de Westminster: La razón es que «fuimos hechos […] para dar amor, para hacer del amor la inspiración de todas nuestras actividades».

“El don da alegría, porque en él toda nuestra vida cambia y florece, entrando en la dinámica luminosa del Evangelio, en el que todo encuentra su sentido y su plenitud en la caridad. El don da alegría, este gesto nos hace felices. Ustedes dan gratuitamente a los demás una parte importante de ustedes, su sangre, y ciertamente conocen la felicidad que surge de compartir”.

El Papa y los miembros del FIDAS
El Papa y los miembros del FIDAS

Donar es un signo que supera la indiferencia y la soledad

Y al referirse a la segunda palabra de meditación, el testimonio, el Santo Padre recordó que, en un mundo contaminado por el individualismo, que a menudo ve en los demás más un enemigo al que luchar que un hermano al que encontrar, el gesto desinteresado y anónimo de donar es un signo que supera la indiferencia y la soledad, supera las fronteras y derriba barreras.

“El donante no sabe a quién irá su sangre, ni tampoco la persona que recibe una transfusión sabe quién es su benefactor. Y la sangre misma, en sus funciones vitales, es un símbolo elocuente: no se fija en el color de la piel, ni en la filiación étnica o religiosa de quien la recibe, sino que entra humildemente donde puede, intentando alcanzar, corriendo. a través de las venas, de cada parte del organismo, para llevarle energía. Así funciona el amor. Y en este sentido es significativo el gesto de extender el brazo, que se realiza en el momento de la toma de muestras”.

Audiencia en el Aula Pablo VI
Audiencia en el Aula Pablo VI

Un camino de crecimiento espiritual

Finalmente, al tratar la tercera palabra, la solidaridad, el Papa Francisco dijo que, quien sigue la sangre llega al corazón, físicamente, pero también espiritualmente: es decir, llega al «centro unificador […] de la persona», donde se encuentran «la valorización de sí mismo y de la apertura a los demás", al lugar por excelencia de la reconciliación y la unidad.

“En este sentido quisiera invitaros a vivir la ‘donación’, la donación de sangre, además de un acto de generosidad humana, también como camino de crecimiento espiritual en el camino de la solidaridad que une en Cristo, como un don al Señor de la Misericordia, que se identifica con aquellos que sufren”.

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

09 noviembre 2024, 12:15