Llamamiento del Card. Zenari a los medios: “No se olviden de Siria”
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
«No se olviden de Siria», es el apremiante llamamiento del cardenal Mario Zenari, Nuncio Apostólico en Damasco, preocupado por el gran silencio mediático que predomina en cuanto a la información de lo que acontece en este país.
«Siria es todavía un campo de batalla, algunas áreas están sujetas a un verdadero “diluvio de fuego” y gran parte de la población vive en condiciones extremas, especialmente en algunas zonas donde la ayuda humanitaria llega con “cuentagotas” y hay una emergencia sanitaria y alimenticia en aumento».
Es el informe que hace el cardenal Zenari hablando por teléfono con L' Osservatore Romano, el lunes 12 de febrero en torno a las 12:30 del mediodía en Roma, una hora crítica para las regiones del país afectadas por los constantes conflictos armados, ya que es cuando comienzan a oírse los primeros disparos de morteros. Es también la hora en la que muchos niños salen de la escuela, por lo que la mayoría de los padres han decidido no enviar a sus hijos a clases y muchos colegios cristianos se han visto obligados a cerrar.
Su Eminencia explica la dramática situación que se vive en tierras sirias, describiendo los trágicos escenarios que someten a un pueblo azotado por la crueldad de una guerra extendida desde hace años. La entrevista es de Maurizio Fontana.
P: Un miedo latente que se percibe en todo el país...
R: «Aquí en Damasco las bombas caen especialmente en algunas áreas, como la ciudad vieja o en otros vecindarios donde hay una fuerte presencia de cristianos. Pero a unos quince kilómetros al este, en la llamada Guta oriental, se habla de un “diluvio de fuego”. Bombardeos continuos, artillería, enfrentamientos. Es realmente un momento infernal. Luego hay otras áreas muy candentes, en la parte noroeste o en la frontera con Turquía», explica el purpurado.
P: ¿Cómo vive la población cristiana?
R: Los cristianos están experimentando tiempos particularmente difíciles. Pero en Siria, el sufrimiento es transversal.
Hay cientos de miles de víctimas. Todos lloran a sus muertos, han visto lugares de culto destruidos, han sufrido atrocidades. No sólo los cristianos son los afectados. Sin embargo, también es cierto, que en varias áreas golpeadas de una manera particular, muchos cristianos sienten que son el punto de mira.
Hay una fuerte sensación de miedo y de frustración. Además debemos decir, que analizando la situación e intentando mirar hacia el futuro, es evidente que los grupos minoritarios son los que están en mayor riesgo. Y entre ellos, los cristianos lo son de una manera particular. De hecho, hay grupos que se organizan para defenderse; sin embargo los cristianos, han elegido no portar armas. Pero el sufrimiento es común. Es el sufrimiento de la gente. De todas las personas.
P: ¿Cuál es la situación desde el punto de vista humanitario?
R: Piensa que el área este de Damasco, una población de aproximadamente 400.000 habitantes, ha sido asediada por cuatro años. Y últimamente los días pasan entre bombas y fuegos cruzados. La ayuda humanitaria llega con “cuentagotas”. Los continuos llamamientos de Unicef también lo atestiguan. Cientos de niños viven en una situación de desnutrición absoluta. La gente sobrevive cocinando restos de comida que encuentran, con hojas de árboles y hierbas. Es algo impresionante.
Además de las bombas y los ataques de artillería, las personas no tienen que comer. Las imágenes que llegan son escalofriantes.
P: ¿Y a nivel sanitario?
R: Más de la mitad de los 111 hospitales públicos y unos 1.800 centros de salud están fuera de servicio.
Muchos de ellos son los que trabajan con tarifas reducidas. A nivel de salud, la situación se está colapsando. Si se tiene en cuenta que dos tercios del personal médico se han ido del país, uno puede imaginar la situación catastrófica que estamos experimentando. Los datos establecidos nos dicen que mueren más personas por falta de atención hospitalaria y medicamentos, especialmente ancianos y niños, que por ataqueS de bombas y artillería.
p: ¿Qué está haciendo concretamente la Iglesia católica para salir al encuentro de tanto sufrimiento?
R: Naturalmente la Iglesia está trabajando, distribuyendo las diversas ayudas que provienen de muchas organizaciones católicas y cristianas.
Desde noviembre está en marcha un proyecto que ha visto el relanzamiento de tres hospitales católicos, dos en Damasco y uno en Alepo. Con la ayuda y bendición del Papa Francisco y con la participación de muchas fundaciones y conferencias episcopales; hemos canalizado todos los recursos posibles y desde hace tres meses garantizamos el libre acceso a la asistencia sanitaria a cualquier persona en estos hospitales. El único documento de identidad requerido es la de la pobreza. No hay diferencias étnicas o religiosas. Por el momento se calcula que en torno al 69% de la población en Siria vive en condiciones de pobreza extrema.
P: Sin embargo la actualidad internacional parece haber puesto en segundo plano a la situación del país...
R: Es por esto que de nuevo hago un apremiante llamamiento a los medios. Ya lo lancé a principios de año y es importante repetirlo ya que el nivel de atención mediática ha disminuido. Se cree que con la sustancial derrota de ISIS, ahora derrocado en más del 90 por ciento del territorio, Siria se está moviendo hacia una situación de normalidad.
Pero no es así. El ISIS era solo una parte, aunque muy seria, del problema sirio, para lo cual hubo un acuerdo sustancial entre los diversos grupos implicados. Sin embargo, todavía está el problema central: todos los demás grupos armados que están presentes en Siria y que no tienen un acuerdo entre ellos.
Por tanto, hay una especie de lucha de todos contra todos, dos contra tres, cuatro contra cinco... por ello pido: ¡no se olviden de Siria!
Estamos viviendo un momento muy crítico. La ONU debe ser apoyada en esfuerzos diplomáticos, en la búsqueda de acuerdos. De muchas maneras se ha intentado lograr el cese de las armas, pero un “diluvio de fuego” sigue cayendo en esta tierra. El mundo no debe olvidar este sufrimiento.
Un sufrimiento que afecta principalmente a los civiles y especialmente a los niños. Y recordando el día convocado por el Papa Francisco para el 23 de febrero y dedicado a la República Democrática del Congo, Sudán del Sur y todos los países que sufren la guerra, pido oraciones por Siria y por todos los sirios.
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