La Santa Sede y el mundo postbélico: El papel de Benedicto XV por lograr la paz
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
La Primera y la Segunda Guerras Mundiales, han sido dos de los acontecimientos más importantes y dolorosos en la historia de la humanidad. Entre los temas que se abordaron en el convenio: el Papado y la Santa Sede, el contexto político, religioso, social, cultural e intelectual.
La Primera Guerra Mundial:
El 28 de junio de 1914 un terrorista bosnio de la Mano Negra, un grupo dirigido desde Belgrado, asesinaba al archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio austro-húngaro. Fue el inicio de la Primera Guerra Mundial en la que murieron más de 10 millones de personas, 20 millones de heridos y en la que combatieron más de 70 millones de soldados. La iglesia católica intentó parar aquella catástrofe que embarcó a 60 países y que devastó Europa en el primer gran conflicto del siglo XX.
Papa Benedicto XV
En el 1914 Benedicto XV escribía sin mayores dilaciones el 1 de noviembre de ese año, publicaba la encíclica Ad beatissimi Apostolorum, en la que analizó las causas del conflicto y proclamó una neutralidad estricta que disgustó a las partes beligerantes. El 7 de diciembre promovió y consiguió la tregua de Navidad. Aquella no era oficial, pero los contendientes pararon la guerra en algunos lugares del frente occidental, incluso, durante varias semanas.
Tras sus intentos fallidos por lograr la paz en los primeros meses del conflicto, lo volvería a intentar en 1917 con el envío de una carta a los líderes enfrentados, proponiéndoles un plan de paz que no fue aceptado. Durante el tiempo que duró el conflicto intentó reducir sus consecuencias para las personas, creando en diciembre de 1914 una oficina de prisioneros de guerra.
Esta iniciativa fue el cauce para el reparto de víveres y medicinas, organizó un servicio de búsqueda de desaparecidos, intercedió para liberar a presos de guerra, donó importantes cantidades de dinero (repartió cerca de 5 millones de liras más otros 30 recogidos de colectas), consiguió que no se obligara a trabajar en domingo a los prisioneros de guerra; entre otras acciones. En 1919, ya concluido el conflicto, publicó Pacen Dei munus, en la que argumentó para evitar en el futuro un conflicto tan cruento.
Benedicto XV y la Conferencia de paz
El padre Antón Pazos, miembro del Consejo Superior de Investigaciones científicas del lnstituto de Estudios Gallegos “Padre Sarmiento”, habló sobre la campaña de los obispos españoles en favor de la participación de Benedicto XV en la Conferencia de paz. La Santa Sede ha desarrollado una acción por la paz, desde que empezó la Primera Guerra Mundial. En 1918, al concluir la guerra, se quiso que la Santa Sede hiciera parte de la Conferencia de paz.
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