Arzobispo Auza: “Los DD.HH. son la máxima expresión de nuestra conciencia humana”
José Villanueva – Ciudad del Vaticano
El 4 de diciembre, el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Monseñor, Bernardito Auza, realizó un discurso en la apertura de la conferencia celebrada en la sede de la ONU en ciudad de Nueva York sobre “La Declaración Universal de los Derechos Humanos a los 70 años: Fundamentos, logros y violaciones".
La conferencia, patrocinada por la Misión de Observación Permanente de la Santa Sede y ADF International, también contó con discursos de la Embajadora Mary Ann Glendon, el Profesor Robert George, el Profesor Paolo Carozza y el Presidente de la ADF Michael Farris. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) fue adoptada el 10 de diciembre de 1948.
Máxima expresión de la humanidad
En sus comentarios, Mons. Auza citó al Papa San Juan Pablo II, quien calificó a la DUDH como el documento fundamental de la ONU, inspiración básica y piedra angular y una de las más altas expresiones de conciencia humana de nuestro tiempo.
“La Declaración Universal fue un gran paso adelante en este proceso de desarrollo moral humano, y se convirtió en una de las más altas expresiones de la conciencia humana de nuestro tiempo", como dijo Juan Pablo II en su segunda visita a la ONU en 1995. Su impacto duradero, Sin embargo, depende de que permanezca lo que él llamó el "valor básico" de la ONU, inspirando y desafiando la conciencia de los miembros de la ONU y la gente del mundo”, recordó el Arzobispo.
Atención a las nuevas formas de derechos humanos
El Observador Permanente destacó en particular cómo sus redactores presuponen la universalidad, objetividad y unidad de los derechos humanos que reconoció. Subrayó varias formas en que los derechos afirmados no se mantienen en el mundo de hoy y llamó la atención sobre la preocupación del Papa Francisco de que la interpretación de algunos derechos ha cambiado progresivamente.
“La Declaración intentó formular derechos que serían válidos en todas las edades, lugares y culturas. Las personas humanas en todas partes y en todo momento no solo tienen una dignidad subyacente que nunca puede ser pisoteada con justicia, sino también un sustrato ético subyacente o una conciencia que puede reconocer esa dignidad en sí misma y en otras. Esta universalidad ha sido cuestionada en ocasiones por aquellos que han argumentado que la Declaración es excesivamente el fruto de las ideas occidentales, o por aquellos que piensan que toda verdad, incluida la ética, es relativa al contexto, o por gobiernos o grupos que desean violar a otros”.
Compromiso y defensa de los Derechos Humanos
Por último, el Nuncio de la Santa Sede en Naciones Unidas, resaltó que el 70 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, es una ocasión para reafirmar la fe en los derechos humanos fundamentales y en la dignidad de la persona humana de la que provienen, así como para comprometernos a defender y promover esos derechos.
“Ahora es el momento de poner aceite en esa lámpara y encenderla nuevamente en cada sala de esta institución, en todos los organismos internacionales y nacionales, en universidades, escuelas y hogares, y en cada uno de nuestros jefes y corazones, para que la declaración, obtenida a un costo tan tremendo, podría seguir siendo "una de las expresiones más elevadas de la conciencia humana de nuestro tiempo", finaliza.
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