El Padre Zollner presenta el Encuentro sobre la Protección de Menores
Maurizio Fontana – Ciudad del Vaticano
El 85% de los niños de Oriente Medio y del cinturón norteafricano son víctimas de la violencia: heridos en el cuerpo, la mente y el alma por los abusos sexuales, la guerra, el terrorismo, el reclutamiento forzado en las milicias de niños y la falta de justicia a todos los niveles. Ochenta y cinco millones de niños y jóvenes. Es a partir de esta figura, un verdadero golpe en el estómago y en la conciencia de todos, que el Padre Hans Zollner utilizó para presentar -en una reunión celebrada en Roma en la mañana del martes 12 de febrero con periodistas- las líneas principales de la cumbre sobre la protección de los niños en la Iglesia, que se celebrará en el Vaticano del 21 al 24 de febrero. "¿Quién habla de estos ochenta y cinco millones de niños? El jesuita, miembro del comité organizador de la cumbre, preguntó de manera provocativa. Nadie. Pero el conocimiento, la conciencia es el primer paso decisivo para afrontar este drama.
Y éste será uno de los pasos fundamentales que se darán en el encuentro que el Papa Francisco desea vivamente. Será, precisó el jesuita, un encuentro de pastores que por primera vez pondrá sobre la mesa la cuestión de la protección de los menores en la Iglesia de manera sistémica, teniendo en cuenta las estructuras y procedimientos a nivel mundial.
El encuentro, anticipó Zollner, contará con la participación constante del Pontífice y se estructurará en torno a tres puntos clave. El primer día se discutirán las responsabilidades pastorales y jurídicas del obispo. Por lo tanto, será el turno de establecer -el segundo día de trabajo- a quien el obispo o superior de una orden debe informar sobre su trabajo en la materia y luego identificar qué estructuras, procedimientos y métodos son concretamente aplicables. Este es un aspecto que implica directamente la sinodalidad, uno de los elementos clave de la cumbre de finales de febrero. Por último, la tercera jornada estará dedicada al tema de la transparencia. Transparencia interna, por supuesto, pero también hacia las autoridades estatales y hacia todo el pueblo de Dios.
Es fundamental -añadió el presidente del Centro para la Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana- entender que las normas no son suficientes: la claridad de los procedimientos no resolverá mágicamente el problema. La verdadera cuestión es cómo llegar a un cambio de actitud. La ayuda puede venir de escuchar directamente a las víctimas del abuso. Una escucha que todos los obispos han sido invitados a hacer directamente en sus países y que también será posible durante la cumbre gracias a algunos testimonios ya previstos. "Aquellos que realmente escuchan el grito de ayuda que viene de una de estas víctimas - subrayó el Padre Zollner - el llanto, las heridas de la psique, del cuerpo, del corazón y de la fe, no pueden permanecer como antes". Esta será una de las principales herramientas para sensibilizar a los representantes de toda la Iglesia. Es, precisó el jesuita, una etapa de un largo camino por recorrer, pero ciertamente "tenemos la oportunidad de hacer algo importante".
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