La libertad religiosa florece junto a derechos humanos. Mons. Jurkovič
Ciudad del Vaticano
Mons. Ivan Jurkovič, Observador Permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas y a otras organizaciones internacionales en Ginebra, presentó el informe de la Relatoría Especial sobre la libertad de religión o de creencias, en el 40º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos.
Aprender de la experiencia
Comenzó su alocución haciendo un llamado a aprender de la experiencia: “Después de los actos de barbarie que habían indignado a la conciencia de la humanidad en el siglo pasado, la comunidad internacional acordó poner la libertad de religión y las convicciones, junto con el derecho a la libertad de expresión, como uno de los principales pilares de la arquitectura de los derechos humanos”.
El prelado constata los avances en materia de jurisprudencia: “A lo largo de los últimos decenios, el marco jurídico internacional sobre este derecho ha ido en aumento de manera sólida y constante, y se refleja en las constituciones regionales y nacionales”.
Avances y retrocesos
Sin embargo, constata que también existen retrocesos, abusos, no en materia jurídica, sino por resistencias: “en primer lugar, por la difícil situación de las víctimas que, en tantos casos y en algunas partes del mundo, enfrentan valientemente la discriminación, la intolerancia, la agresión y el encarcelamiento; e incluso la muerte por permanecer fieles a su conciencia”.
Jurkovič profundiza un poco más: “cuando a las personas y a los pueblos no se les permite vivir y celebrar en coherencia con sus convicciones más profundas, los lazos que mantienen unidas las comunidades se disuelven y la violación de los derechos generará, a menudo, una crisis violenta”.
El Observador de la Santa Sede compara esta realidad con la actual crisis del multilateralismo y expresa los deseos de la Santa Sede: “aboga por la aplicación universal e imparcial de este principio fundamental. En particular, los esfuerzos ofrecidos por algunos gobiernos para ayudar a los cristianos perseguidos en todo el mundo, así como el establecimiento de marcos jurídicos eficaces que respeten este principio”.
Para el Observador de la Santa Sede es peligroso como algunos políticos y agencias internacionales quieren restringir este derecho humano a la libertad de religión.
Finaliza su participación afirmando: “Una protección efectiva del derecho a la libertad de religión y de creencias, junto con el derecho a la libertad de expresión, ayudaría a garantizar un futuro inclusivo, y que podría conducir hacia una implementación exitosa de la Agenda 2030”.
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