Funeral del Card. Sgreccia: "Si vivimos o morimos, somos del Señor"
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
La tarde del viernes 7 de junio se llevó a cabo en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, la ceremonia del funeral del cardenal Elio Sgreccia presidente emérito de la Pontificia Academia para la Vida y miembro honorario de la misma, fallecido en Roma el 5 de junio de 2019.
Punto de referencia en Bioética
El encargado de pronunciar la homilía fue el card. Giovanni Battista Re, Vice Decano del Colegio cardenalicio, quien recordó que el Señor lo llamó en vísperas de su 91º cumpleaños, después de varios meses de enfermedad y de una vida larga, extraordinariamente activa, primero en el campo pastoral y luego durante 40 años en el campo científico, trabajando en lo que se refiere a las cuestiones relacionadas con la bioética.
"Podemos decir que se había convertido no sólo en un experto, sino en un punto de referencia en el mundo católico para las cuestiones relacionadas con la bioética", añadió el purpurado destacando que su lema episcopal "Ut vitam habeant" recuerda su dedicación insomne a la defensa de la sacralidad de la vida desde la concepción hasta el fin natural y a la promoción del "cuidado pastoral de la vida".
Un acontecimiento inolvidable
Un acontecimiento inolvidable para Mons. Sgreccia fue el 13 de mayo de 1981, cuando el Papa Juan Pablo II, después del ataque en la Plaza de San Pedro, fue llevado al Hospital Gemelli.
Mons. Sgreccia asistió inmediatamente al momento de su llegada. El actual card. Estanislao Dziwisz, en aquel entonces secretario personal del Papa Wojtyla, le pidió que diera la absolución sacramental al Pontífice, mientras lo introducían en el quirófano. Luego Mons. Sgreccia permaneció en la sala contigua rezando hasta que terminó la cirugía del Prof. Crucitti.
Nombrado cardenal por Benedicto XVI
En 1992 el Papa Juan Pablo II lo nombró Secretario del Pontificio Consejo para la Familia y lo elevó a la dignidad episcopal.
A pesar de su trabajo en este Pontificio Consejo, Mons. Sgreccia continuó enseñando en la Universidad Católica, pero pronto se hizo prácticamente imposible llevar a cabo bien las dos tareas al mismo tiempo. Como no se pudo encontrar un sucesor para la enseñanza de la bioética, el Papa Juan Pablo II prefirió que Mons. Sgreccia dejara el Pontificio Consejo para la Familia para seguir dedicándose a la bioética y lo nombró Presidente de la Academia para la Vida.
En el Consistorio del 20 de noviembre de 2010, el Papa Benedicto XVI lo incluyó entre los cardenales.
Defensor de la vida, padre y maestro
Prosiguiendo con su homilía, el card. Battista Re expresó su gratitud con el cardenal difunto por la valentía con la que siempre ha defendido los valores indispensables de la vida humana.
"Todos hemos apreciado su tenacidad para defender, en un tono sereno pero claro, la dignidad y la sacralidad de la vida humana, compromiso que caracterizó toda su vida. También fue capaz de promover eficazmente la integración de la doctrina cristiana y los temas científicos. Ahora nos faltará la gran capacidad que tenía para involucrar a personas, organizaciones e instituciones para una alianza pro-vida. Pero su enseñanza permanecerá orgánica y robusta; sus numerosas publicaciones permanecerán; su testimonio permanecerá por encima de todo. Fue padre y maestro".
Ultima commendatio et valedictio
"La liturgia de esta Misa nos invita a mirar más allá de las fronteras de la muerte, hacia esa vida en la que el card. Elio Sgreccia ya ha entrado", afirmó el purpurado asegurando que las palabras que resuenan en el Evangelio nos sostienen ante su partida: "Esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el último día" (Jn 6,37).
"Todo aquel que cree en Cristo tiene asegurada la vida eterna. El card. Sgreccia ha fallecido con la certeza de que Cristo ha vencido a la muerte y con la esperanza de la vida eterna. Ahora en la oración confiamos su alma a la misericordia de Dios. Que le acompañe la Santísima Virgen María, a quien fue tan devoto. Que Cristo lo acoja en la inmensidad de su amor", concluyó el cardenal Re.
Tras la ceremonia, el Papa Francisco presidió el rito de la "Ultima commendatio et valedictio".
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