Auza en ONU: necesario medidas para proteger trabajadoras migratorias
Ciudad del Vaticano
Monseñor Auza dirigiéndose al auditorio afirmó: “La discriminación y la violencia a la que se enfrentan muchas mujeres en todo el mundo siguen impidiendo el pleno ejercicio de su papel único e irremplazable en el mundo. El Papa Francisco, en una entrevista reciente, subrayó que "el mundo sin mujeres no funciona". Por ello, la sociedad debe seguir avanzando y defendiendo todos los derechos derivados de la dignidad humana inalienable de toda mujer y toda niña”.
Si bien, la situación actual de las mujeres en el mundo, afirmó, muestra avances, es necesario “asegurar la voluntad política y los recursos necesarios para abordar los factores que llevan a las mujeres y las niñas a situaciones de vulnerabilidad, como las guerras y los conflictos, la pobreza extrema, la migración y el escaso acceso a la educación y la atención de la salud”.
Preocupación de la Santa Sede
El nuncio expresó la preocupación de la Santa Sede por las trabajadoras migrantes, que "soportan situaciones de exclusión, maltrato y violencia, ya que con frecuencia son menos capaces de defender sus derechos", y añadió que estas mujeres “que se encuentran en situación irregular, no sólo corren el riesgo de ser explotadas en el trabajo, sino que también se enfrentan a una exclusión social más amplia. Estas mujeres merecen ser acogidas, protegidas e integradas en nuestras comunidades con dignidad. También merecen un reconocimiento pleno y equitativo ante la ley, incluso mediante el acceso al sistema de justicia”.
La Santa Sede, afirmó, considera “necesario adoptar medidas específicas para proteger y ayudar a las trabajadoras migratorias y reconocer su valiosa contribución a la sociedad”.
Auza subrayó: “Mi delegación considera que el Pacto Mundial sobre Migración Segura, Ordenada y Regular ofrece un marco importante para abordar la violencia y la discriminación contra las trabajadoras migratorias y para llamar la atención sobre la trata de personas y el contrabando de migrantes en el contexto de la migración internacional. De hecho, las mujeres y niñas migrantes, en particular las que se encuentran en situación irregular, corren un mayor riesgo de ser víctimas de la trata de personas”.
Condena de crímenes contra las mujeres
El nuncio expresó su condena a crímenes como la trata de personas, la esclavitud, la explotación sexual y el trabajo forzado, pero puso en evidencia una realidad: “hay un número aterrador de casos que ahora involucran a mujeres que son coaccionadas a servir como madres sustitutas y a ver cómo sus hijos son comprados, vendidos y traficados como mercancía al mejor postor”.
Recordó que, en 2020, la comunidad mundial celebrará el 25º aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y la aprobación de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing. La Santa Sede reitera la importancia de la promoción de la mujer, para que pueda realizar todo su potencial y contribuir al bien común de la sociedad.
Finalizó su discurso, citando a Juan Pablo II, quien dijo en 1995 al Secretario General de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de las Naciones Unidas: "Nunca habrá justicia, incluida la igualdad, el desarrollo y la paz, ni para las mujeres ni para los hombres, a menos que exista una determinación infalible de respetar, proteger, amar y servir a la vida, a cada vida humana, en cada etapa y en cada situación". Esta sigue siendo una de las principales prioridades y prioridades de la Santa Sede.
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