#SinodoAmazonico. Homilía de Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte
Vatican News – Ciudad del Vaticano
Ciento ochenta y cuatro Padres Sinodales asistieron esta mañana a la Congregación Generale que, como es costumbre en el momento de la apertura comenzó con la Hora Tercia, cuya homilía, en esta ocasión estuvo a cargo de Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Arzobispo de Trujillo y Presidente del CELAM, es decir, del Consejo Episcopal Latinoamericano.
Bendigan al Señor todas sus obras
El Prelado exhortó a ver el ejemplo de San Francisco – que el Papa Francisco eligió como inicio de su encíclica Laudato Si’ – y la poesía del Cántico del hermano sol, a la vez que comenzó recordando que el Santo Padre también encomendó a San Francisco este Sínodo, en los jardines vaticanos, el pasado día 4. Y dijo textualmente:
Dios, Padre de todos y de todas las cosas
“El Dios conocido por Francisco es el todo: Dios mío y mi todo”, afirmó más adelante el Arzobispo en su reflexión y añadió que “la experiencia de la totalidad de Dios, de su bondad en todo, en todas las cosas, representa la amplitud y extensión de su visión de la realidad, que no puede incluir sino todo en Dios y Dios en todas las criaturas”:
Prosiguiendo en su reflexión Monseñor Cabrejos Vidarte afirmó que “si para San Francisco el pecado, es apropiación no sólo de la voluntad sino de los bienes que el Señor obra en el ser humano, la alabanza, al contrario es restitución”. De ahí que “el ser humano no puede alabar a Dios como conviene, porque con el pecado ha herido su filiación”.
Y así – prosiguió – “las criaturas del universo llenan el vacío de un ser humano desprovisto, por el pecado, de una voz digna de alabar al Creador “como a Él le agrada”.
Alabar a Dios en las cosas creadas
Hacia el final de su homilía el Arzobispo sugirió que “por la mañana, cuando sale el sol, todo hombre debería alabar a Dios, que ha creado aquel astro, a través del cual nuestros ojos son iluminados durante el día. Y por la tarde, cuando cae la noche, todo hombre debería alabar a Dios por aquella otra criatura: el hermano Fuego, a través del cual nuestros ojos son iluminados durante la noche”.
“San Francisco – concluyó – descubre en Dios el puesto de la Creación, le devuelve la Creación a Dios, ve a Dios en todas las cosas y por ello se atreve a llamarlas hermanas”. Por eso, canta:
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