Parolin: el Papa en Tailandia y Japón con el Evangelio de la vida y de la paz
Massimiliano Menichetti - Ciudad del Vaticano
El Papa Francisco se está preparando para realizar su 32º Viaje Apostólico Internacional a Tailandia y Japón (19-26 de noviembre). “Confío en que mi visita contribuya a poner de relieve la importancia del diálogo interreligioso”, subrayó el Papa en un vídeo mensaje dirigido al pueblo tailandés. Fue fuerte su admonición en el vídeo mensaje para Japón, en el que reiteró la inmoralidad de las armas nucleares. Con Francisco, en este Viaje Apostólico, estará también, como de costumbre, el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, quien subraya el carácter misionero de la visita a estos dos países, con una presencia católica de alrededor del 0,5%. Es la segunda vez que un Papa va a Tailandia y Japón: San Juan Pablo II fue a Tokio en 1981 y a Bangkok en 1984.
Su Eminencia, mucho ha cambiado en los últimos años, ¿qué países encontrará hoy Francisco?
R. - Pienso que los cambios son sobre todo los relacionados con la globalización, que se ha acentuado en todo el planeta en sus aspectos positivos, pero también en sus aspectos menos positivos, por no decir negativos. Hoy en día, las distancias han sido prácticamente eliminadas y el progreso de los medios de comunicación significa que cada uno de nosotros puede ser un espectador contemporáneo y protagonista de lo que está sucediendo en los países más lejanos. Pero en este contexto me parece importante que el Papa quiera ir en persona. Con este, son 32 los viajes que el Papa ha realizado en diversas partes del mundo, en distintos continentes, para conocer personalmente las realidades de estos países en los diversos aspectos que los caracterizan y para encontrarse en persona con las comunidades cristianas que viven allí para alentarlos, animarlos en la fe y en su testimonio cristiano. En el centro de la atención de la Iglesia y del Papa permanece siempre la persona humana, en cada latitud, en cada situación, en cada país, en cada continente. Es la persona humana la que necesita encontrar respuestas válidas para su vida, que necesita encontrar un sentido pleno de su vida y, por tanto, la conciencia de que el Evangelio debe ser proclamado y que con el Evangelio debe ser proclamada la vida plena para cada hombre, para cada pueblo, para cada nación.
"Discípulos de Cristo, discípulos misioneros" es el lema de la primera etapa en Tailandia. ¿Qué aporta el Papa a este país?
R. - Creo que el Papa irá con especial interés a Tailandia porque el primer anuncio del Evangelio fue llevado por los misioneros jesuitas a mediados del siglo XVI y por eso se pone un poco en la estela de estos grandes misioneros, de estos grandes evangelizadores que anunciaron el Evangelio y sembraron la fe en esa tierra. Luego llegaron los franciscanos, los dominicos. Es una Iglesia que ha sufrido mucho y que ha necesitado varias refundaciones. Hoy en día es una comunidad próspera: unos 400.000 católicos en Tailandia están divididos en 11 distritos eclesiásticos. Pero parece importante que el Papa enfatice que el tema del viaje a Tailandia es precisamente el de ser discípulos misioneros. No hay necesidad de explicar este binomio que Francisco tuvo la oportunidad de profundizar en tantas ocasiones, a partir de su participación en la Conferencia de Aparecida y luego con la Evangelii Gaudium. Sin embargo, quisiera vincular este tema -el tema del discípulo misionero- a los acontecimientos más recientes, a saber, el Mes Misionero Extraordinario que acabamos de vivir y el Sínodo Especial para la Amazonía, donde se han buscado nuevos caminos de evangelización también para la Amazonía, para esos pueblos. Un recordatorio que también está en el último libro-entrevista que el Papa ha dado, "Sin Él no podemos hacer nada", que se trata precisamente de la misión y en el que se reafirman constantemente estos conceptos: que el protagonista de la misión es el Espíritu Santo, que la misión no es proselitismo, sino que la misión se cumple desde una plenitud que se traduce en atracción y testimonio. Creo que este viaje a Tailandia, precisamente también en este contexto -llamémoslo de una exigua minoría de la presencia católica-, quiere ser precisamente un nuevo subrayado de esta dimensión de la misión de evangelización, que debe ser constitutiva, que es constitutiva y debe llegar a serlo cada vez más, en la conciencia de cada bautizado, de toda la Iglesia.
Francesco también irá a Japón, un país donde se funden los horrores de la bomba atómica, el desastre de Fukushima y una sociedad floreciente, obviamente no sin complejidad. El lema es "Proteger cada vida". La espera es una fuerte llamada al desarme...
R. - Sí, creo que sí. La etapa japonesa del viaje será particularmente importante precisamente para subrayar estos temas. Japón es un país complejo, podemos decir un país - símbolo que ha sufrido mucho -el tema de los primeros bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki-, pero que también ha podido renacer de las situaciones de guerra y conflicto y lograr un enorme desarrollo; un país que se encuentra entre la tradición y la innovación y que debe hacer frente, como todo el mundo, a estos retos globales que también requieren respuestas globales. Así que los temas de la protección de la Creación, de la Casa Común, los temas de la búsqueda de la paz, el tema del desarme como condición de la paz serán ciertamente algunos de los temas que el Santo Padre desarrollará de manera particular en este país.
¿Cuáles son las expectativas del Papa para este viaje a Tailandia y Japón, qué cosa le ha confiado?
R. - El Papa espera sobre todo, según la imagen que tiene del pastor, estar cerca de las personas que le han sido confiadas y con las que debe compartir un poco todos los aspectos de la vida: las alegrías, las expectativas, las esperanzas pero también las tristezas, los sufrimientos, las contradicciones... Creo que el Papa va con esta expectativa, de ser un pastor que acompaña, a veces él dice "precede o sigue", pero que sin embargo acompaña a su rebaño, y que a través de estos encuentros con las Iglesias particulares lanza mensajes que son válidos para todo el mundo y para toda la Iglesia. El mensaje de la misión como elemento constitutivo de la experiencia cristiana, el tema de la Creación, que está muy cerca de su corazón -pensemos en la Laudato si' - el tema de la paz, especialmente en un mundo tan dividido y tan fragmentado y tan conflictivo.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí