“María. Camino de paz entre las culturas”. Sesión Pública de Pontificias Academias
Ciudad del Vaticano
Tuvo lugar en el Palacio de la Cancelería, la XXIV Sesión Pública de las Pontificias Academias. Se abordó el tema: “María. Camino de paz entre las culturas”. Participaron los miembros de la Pontificia Academia de Teología, la de San Tomás de Aquino, la de las Bellas Artes y letras de los virtuosos del Panteón, la Pontificia Academia “Cultorum Martyrum”, la Romana de Arqueología, la Latinitatis, y la que organizó el evento este año, en ocasión de su 60 aniversario de institución, la Pontificia Academia Mariana Internacional.
Algunas de estas academias son muy antiguas, la Pontificia insigne Academia de bellas Artes y letras de los virtuosos del Panteón, se creó en 1500, entre sus miembros cabe destacar a Miguel Ángel y Rafael. Vatican news habló con el Subsecretario del Pontificio Consejo de la Cultura, Mons. Melchor Sánchez de Toca.
En la Sesión, el Secretario de Estado cardenal Pietro Parolin, entregó en nombre del Papa, el “Premio de las Pontificias Academias”, que este año tocó ex aequo, a la Dra. Carme López Calderón, por la obra Grabados de Augsburgo para un ciclo emblemático portugués. Los azulejos de la iglesia del convento de Jesús de Setúbal, y al reverendo Dr. Ionuț-Cătălin Blidar, de Rumanía, por el estudio titulado La Inmaculada Humanidad de María – Icono del logos de Dios, cumplimiento de la estirpe elegida y fruto del árbol de la cruz. Una aproximación ecuménica a la mariología greco-latina de la Inmaculada (siglos II-XIV).
Introdujo los trabajos el presidente del Pontificio Consejo de la Cultura y del Consejo de Coordinación de las Pontificias Academias, el cardenal Gianfranco Ravasi. Después del saludo de introducción del Cardenal Parolin, se dio lectura al mensaje del Papa y a la entrega del Premio.
En su mensaje, el Santo Padre recordó el camino que han recorrido las siete Academias reunidas en el Consejo de Coordinación desde 1995 y que encuentra en la entrega del Premio un momento no secundario de su compromiso al servicio de la teología, la cultura y la vida pastoral de la Iglesia. “La Academia – precisó el Pontífice – es un lugar donde el conocimiento se convierte en servicio, porque sin un saber que nace de la colaboración y que resulta en la cooperación no hay desarrollo humano genuino e integral”. La Academia, agregó el Papa, es en su propio campo, una experiencia y un modelo de sinodalidad. Es también una fuerza de evangelización, que pertenece al presente de la Iglesia y de su misión”.
En sus palabras, el Pontífice recordó el aniversario de la Pontificia Academia Mariana Internacional, que hace 60 años, fue instituida por San Juan XXIII, el 8 de diciembre de 1959, y alentó el trabajo de los respectivos Académicos por su compromiso en la promoción de la ciencia mariológica y en el fomento de la auténtica piedad mariana. “Esta Academia se caracteriza por ser un lugar similar a la ‘Casa de María’, donde Jesús creció en ‘edad, sabiduría y gracia’, y donde la Virgen, como madre acogedora y esposa atenta, enseña a ser un ‘cenáculo’ vivo”. Es por ello, subrayó el Papa, que el tema elegido para esta Sesión Pública, “María, camino de paz entre las culturas”, resume idealmente el camino de estos sesenta años. Por último, señaló que, esta Academia ha acompañado el Magisterio universal de la Iglesia con la investigación y coordinación de los estudios mariológicos; con los Congresos Internacionales Mariológico-Marianos, del cual el 25º será celebrado el próximo año; colaborando con los diversos centros de estudios eclesiásticos y laicales; y, finalmente, mediante la cooperación con diversas instituciones académicas.
El presidente de la Pontificia Academia Mariana Internacional, padre Stefano Cecchin expresa su emoción sobre el mensaje del Papa
El subsecretario del dicasterio de la Cultura, detalla el amplio programa que los participantes pudieron disfrutar.
Ante los micrófonos de Vatican News, el reverendo Ionuț-Cătălin Blidar, dijo que para él este premio es un signo de Dios. Es un sacerdote de la Iglesia rumena, es católico de rito bizantino, tiene su familia, y un hijo pequeño. Es un signo de Dios, dijo, porque verdaderamente se puede hacer teología, se puede tener una vocación, poniendo juntos los diversos aspectos de la vida de una persona. La fe, la búsqueda académica, la belleza del amor conyugal y la belleza de ser padre de una familia. Sobre su investigación que le hizo ganar el premio, explicó que esta investigación sobre la mariología, ver en María la belleza de la creación, la síntesis de todo el cosmos, de toda la historia, de todo el trabajo que Dios ha hecho con el hombre con toda su paciencia amorosa.
Respondiendo a la pregunta sobre cómo el modelo de la Sagrada Familia se representa en la cotidianidad, incluso en los momentos difíciles afirmó que cuando siente su cansancio, piensa en el cansancio de María, José y Jesús. Sólo el hecho que Jesús se hizo hombre nos da una alegría y una fuera para seguir adelante. Después de recibir este premio siente que hay que continuar con entusiasmo a mostrar a los demás que la vida es bella y que la vida puede ser feliz cuando recibimos todo el don que Dios quiso dar a la humanidad con la Creación.
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