Museos Vaticanos. La belleza nos une

“La misericordia de Dios es fuente inagotable que Cristo ha traído al mundo con el deseo, con el ansia de buscarnos, de seguirnos y repetirnos: ‘Te amo, he venido por ti, para que comprendas quién eres y en qué medida eres paralitico e infeliz. Pero ten confianza, hijo, tus miserias te son perdonadas’. Por eso, hoy iremos a Jesús ofreciendo el Sacrificio Divino: nos presentaremos también nosotros ante Él como el paralítico. Con toda humildad, le pediremos que renueve en nuestra alma la confianza en su omnipotencia y su bondad. Cada uno suplicará: Señor, sálvame. Solo Tú tienes palabras de vida eterna.”