Caccia: Construir sociedades cohesivas e inclusivas ante emergencia
Anna Poce-Ciudad del Vaticano
"Para vivir como verdaderas Naciones Unidas, como hermanos y hermanas comprometidos con el desarrollo humano integral de todos, debemos ir más allá de las declaraciones, por más articuladas que sean. Debemos unirnos y "transformar el desafío que tenemos ante nosotros en una oportunidad para construir juntos el futuro que deseamos". Y los creyentes, durante esta pandemia y más allá, deben ayudar a trazar el camino". Esto es lo que dijo ayer en Nueva York Monseñor Gabriele Giordano Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, durante la reunión anual de alto nivel del Grupo de Amigos de la Alianza de Civilizaciones, sobre el tema "Creación de un mundo mejor: construcción de sociedades cohesivas e inclusivas en el contexto de la emergencia de Covid-19".
Monseñor Caccia recordó a la Asamblea cómo el Papa Francisco, durante varias semanas, dedicó su audiencia general semanal a la pandemia de Covid-19, y cómo manifestó su cercanía, en medio de la crisis sanitaria, a través de muchas iniciativas espirituales y prácticas - momentos de oración, transmisión diaria de la misa desde su residencia, establecimiento de la Comisión Covid-19 del Vaticano con cinco grupos de trabajo, y donación de ventiladores, escáneres y otros equipos médicos a hospitales de todo el mundo -, centrando su atención en los más pobres y vulnerables y en nuestra casa común. El Pontífice nos instó a redescubrir -subrayó el prelado- "lo que significa ser miembros de la familia humana" y a comprender que las cosas que nos diferencian "no deben ser nunca un pretexto para el exclusivismo y para dividir a la familia humana, especialmente en un momento tan difícil".
"Para servir a un mundo herido en la solidaridad interreligiosa. Una llamada cristiana a la reflexión y a la acción durante Covid-19 y más allá", es el documento recientemente elaborado por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso (PCID) junto con el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) -añadió Monseñor Caccia-, que establece claramente que el amor y el servicio al prójimo deben hacerse "en solidaridad también con quienes profesan y practican religiones diferentes de la nuestra o se consideran extraños a una religión en particular".
El mundo", continuó, "está herido no sólo por la pandemia, sino también "por el flagelo de la intolerancia religiosa, la discriminación, el racismo, la injusticia económica y ecológica y muchos otros pecados". Este momento histórico ofrece, por lo tanto, la oportunidad de recuperar un espíritu de diálogo auténtico, mediante la voluntad de escucharse y aprender unos de otros. El diálogo interreligioso puede ser "un modelo y un catalizador para todos los diálogos entre personas y pueblos a todos los niveles".
Por último, Monseñor Caccia recordó las palabras finales del discurso del Papa Francisco ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado viernes, a saber, que "la pandemia nos ha demostrado que no podemos vivir unos sin los otros, o peor aún, unos contra otros" y que la crisis actual, que afecta a la familia humana, es una oportunidad para trabajar verdaderamente juntos para construir sociedades cohesivas e inclusivas. Como explicó el Santo Padre: "De una crisis no salimos igual: o salimos mejor o salimos peor".
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