Monseñor Galantino: Economía y educación, necesarios para el bien común
Ciudad del Vaticano
“La educación debe considerar importante enseñar a utilizar el tiempo libre, proporcionando habilidades no sólo relacionadas con la producción, sino también con el consumo, haciendo que las elecciones de los individuos sean más conscientes, en una sociedad cada vez más compleja y cambiante”, lo dijo Monseñor Nunzio Galantino, Presidente de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA), en su discurso a los participantes en la Conferencia Internacional titulada “Los hitos de la ecología integral para una economía humana”, evento organizado por Fundación Centesimus Annus pro Pontifice, que en su segunda sesión abordó el tema de “Educación y formación”.
Dos palabras claves: economía y educación
El Presidente del APSA precisó que, es un desafío “proponer una conclusión cuando se propone mejorar las contribuciones ofrecidas, indicando, si acaso, caminos a seguir, a partir de las contribuciones presentadas”. A pesar de ello, Monseñor Galantino propuso dos palabras que, directa o indirectamente, han sido evocadas en los discursos que han tenido lugar en esta Convención, estas dos palabras, dijo, son “economía y educación”. Dos palabras que deben ser manejadas con cuidado, debido a la gran cantidad de implicaciones que tienen, como se ha mencionado desde muchos sectores, y especialmente en un momento, como el nuestro, en el que ambos están bajo presión.
Una economía al servicio del verdadero bien común
Al referirse a la primera palabra, economía, el Presidente del APSA señaló que, su tendencia, en este período pandémico, presenta resultados fuertemente polarizados: hay quienes, en este período, están aumentando su rendimiento y hay quienes están perdiendo o ya han perdido lo que tenían. Hay que tener en cuenta dijo Monseñor Galantino que, la economía está cada vez más vinculada, no sólo a los acontecimientos sociopolíticos, sino cada vez más estrechamente vinculada a los acontecimientos del medio ambiente, el clima. Por ello, la referencia al concepto de "Ecología Integral" de la Laudato si’ es muy actual en este sentido.
Citando los aportes de uno de los participantes, el Prelado dijo que, aún estamos lejos de seguir un modelo de economía circular integrándolo con el sistema económico-financiero imperante, un sistema que está llamado a hacer frente a los riesgos económicos derivados de los impactos de los cambios ambientales y los efectos de las transformaciones que se determinarán en el sistema de producción. Ante estos riesgos financieros y a partir de las consideraciones que siguen, se debe hacer una reflexión en nuestros entornos sobre los conceptos de “desarrollo y crecimiento económico”. Invocar el desarrollo humano integral del que habla el Papa Francisco y dedicarse a promoverlo es mucho más que un deseo. Es un proyecto transformador de nuestras sociedades que se opone al modelo de crecimiento lineal. Es un proyecto en el que todos debemos invertir más, como nos recordó el Papa Francisco en su última Encíclica, Fratelli tutti. Es un proyecto que involucra la política y la economía.
La Educación es fundamental para el desarrollo
Al tratar la segunda palabra, el Presidente del APSA afirmó que, un verdadero desarrollo es posible si se apoya en un compromiso cultural serio. Solo así se podrá promover un nuevo paradigma de desarrollo humano que no excluya desde el principio a todos los grupos de personas y países. En el "Mensaje para el lanzamiento del pacto educativo" propuesto por el Papa Francisco el 12 de septiembre de 2019, encontramos elementos para la toma de conciencia: la esfera educativa sigue siendo la esfera en la que es posible y es necesario invertir para un refinamiento de la sensibilidad, para una corrección del comportamiento. Es un lugar de transmisión y adquisición de elementos culturales, estéticos y morales. Es cada vez más urgente, ya que el mundo posmoderno presenta problemas sin precedentes desconocidos para las generaciones pasadas.
En la sociedad postindustrial, afirmó Monseñor Galantino, hemos pasado de una educación nacida con el objetivo de transferir las competencias necesarias para la producción a una educación que, gracias a la innovación tecnológica y organizativa, debe tener en cuenta, por ejemplo, el tiempo libre, que ha adquirido una mayor centralidad.
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