97ª Jornada de la Universidad Católica del Sagrado Corazón
Vatican News
En su homilía de la Misa celebrada esta mañana a las 11.00 en Milán – en la sede de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Jesús – el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de Su Santidad, destacó la coincidencia de las palabras del Evangelio que refieren que Jesús: "Les abrió la mente para que entendieran las Escrituras", y que siguen resonando – dijo – en el día en que se celebra la 97ª Jornada de la Universidad Católica. También recordó que esta alta casa de estudios cumple 100 años de fundación durante este curso académico.
Mirar con responsabilidad y esperanza este siglo de historia
Después de afirmar que hoy se recuerda con gratitud el siglo transcurrido, durante el cual, a pesar de las tantas dificultades en tiempos complejos como los transcurridos de entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, el Purpurado afirmó que la Universidad “ha experimentado un desarrollo constante", tal como se lee en el Mensaje de la Conferencia Episcopal Italiana. Por esta razón propuso mirar con responsabilidad, confianza y esperanza este siglo de historia, a la vez que afirmó:
Abrir las mentes de los jóvenes a la belleza del conocimiento
Por lo tanto – dijo el Cardenal Parolin – “la Universidad Católica está llamada hoy, como ayer y como en el futuro, a abrir las mentes, a abrir las mentes de los jóvenes a la belleza del conocimiento: una apertura que no se limita a la adquisición de contenidos o competencias científicas y técnicas, sino que se dirige a la búsqueda de la sabiduría; una apertura que ha sido posible porque Dios mismo nos ha abierto los tesoros de su sabiduría en Jesús. Es él, de hecho, quien en el Evangelio abrió la mente de los discípulos para que entendieran las Escrituras".
Acción misericordiosa de Jesús
Para explicar en qué consiste esta apertura, el Purpurado aludió, con el Evangelio, que Jesús abre la mente de los discípulos, que estaba prisionera de una falsa imagen de Dios. Y dijo que lo hace a través de los gestos y de las palabras, mediante las cuales supera la distancia entre Dios y el hombre, venciendo sus temores. Además, el Cardenal Secretario de Estado resumió este concepto explicando que, en primer lugar, Jesús se acerca a los discípulos y les dice “tóquenme y miren”, ofreciéndoles y pidiéndoles toda la cercanía posible. En segundo lugar – prosiguió – les muestra sus manos y pies, es decir “los signos extremos de la fragilidad humana” que él sumió.
Y, por último, el Cardenal Parolin dijo que “Jesús come ante la presencia de los discípulos. Come lo que ellos tenían, una porción de pescado asado”. Porque “comer juntos, tomar bajo el mismo techo el alimento que da la vida expresaba, sobre todo en la mentalidad de aquella época, un compartir muy familiar”.
De la distancia a la confidencia con el Señor
De este modo Jesús abre la mente a la verdadera imagen de Dios. Además – prosiguió – Jesús explica que Dios no se desentiende del drama del sufrimiento, sino que lo redimido, tomándolo sobre sí mismo. De ahí su afirmación: “Esto es lo que ha hecho Dios y ésta es su grandeza sin precedentes: saber convertir todo en bien por medio del amor. Todo, incluso el sufrimiento y la muerte. Este, también para nosotros, es el sentido de la Pascua: hacer pasar en Dios-amor todo lo que nos pasa en la vida.
Y concluyó invitando a no tener miedo ante un tiempo incierto y preñado de transformaciones de época. No tengan miedo – dijo – ante lo que el Papa Francisco, con un término severo, definió "catástrofe educativa", llamándonos a comprometernos, como humanidad a "formar personas maduras”.
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